domingo, 12 de junio de 2011

Inscrito en el presente



Siento que estoy sintiendo, veo que los espejismo se realzan con la luz del viento. Te siento, te veo, te huelo, te palpo y, en ocasiones te saboreo pero se que lo que mis sentidos me muestran es tan sólo el suspiro del sin suelo.
Estamos felices los dos, sentados en la misma mesa,  acomodados y apaciguados con la finura de la ceda del mantel que la rodea; acomodados esperando a que el mesero nos traiga lo que con tanto apetito hemos ordenado. Tu esperas encontrar tu postre en 3D, y yo ansío recibir una sorpresa impune de pasados amargos. Por eso te digo en la mano: “Se feliz.” Y te digo esto sabiendo que quieres serlo, así como también, sabiendo que para serlo tendrás que prepárate, crecer y seguir madurando.
Allí, en esa pequeña mesa, nos hemos encargado de construir un palacio de sentimientos y pasiones; juntos, los dos, libres a nuestra voluntad, y tal vez a nuestro dolor de aquel amalgamado pasado.
Nuestros platos llegan, tu sonríes, tomas mi mano, me miras, t saltas en tu asiento de alegría. Por mi parte, yo aprieto tu mano, te abraso, suspiro y me dejo llevar por el entremezclado de sentimientos que me abarcan en ese momento. Unimos nuestros labios para completar la magia de ese instante, seguimos sonriendo, tu por la tranquilidad que la brisa te evoca, y yo por la felicidad de tu dulce aroma.
Ya terminado nuestro festín te recuestas plácidamente en el espaldar de tu silla, llevas tus manos a tu estomago y me dices: “Estoy muy feliz de estar contigo.” Yo sonrío tímidamente, agarro tus manos y miro fijamente a tus ojos. Tu humedeces tus labios y te abalanzas sobre mi, la mesa cae ante la fuerza de tu intención, desparece, y en su lugar nace un dulce y cálido lago que nos acoge cálidamente, dejándonos a merced de nuestras pasiones.
Unas cuantas horas mas tarde, me despido de ti, y lo hago con un beso fugazmente eterno, beso con el que te quiero decir que no he sido antes tan feliz, pero con el que a la vez, te expreso que algo me falta y no te lo voy a pedir, ya que desde el mas pequeño punto de mi ser, se que si algo ha de funcionar tiene que partir del motor fundamental, es decir, del sentir.
Parto de tu residencia, me despido y te dejo descansar. Pienso, y digo que entiendo el porque de tus dudas, la razón de tu prevención y de tu referente de malestar.  Mi mente alocada por la ansiedad acelerada de tu nuestra de comprensión focal, me dice que mas que las palabras, son los actos quienes me llevaran a sublimar las asperezas que se puedan presentar.
Te amo con todo mi corazón, y eso no cambia el curso de la realidad, porque hace parte de ella. Vive y nada mas, y no se te olvide que allí, en el regazo de las sombras, si me necesitas, me puedes llegar a encontrar.
…Querido presente, descansa y desaparece para darle cabida a tu germano gemelo que me dirá: “no me extrañes porque soy tan lúcido como lo que crees en tu indescifrable inconsciente…  (Fingerling 2011)