martes, 25 de enero de 2011

Ángeles


Sentado en la poltrona heredada de aquel sabio de los bosques y los vientos, de ese ser sabio por la experiencia que le dio el furor del fuego y la quietud de las montañas, me encuentro meditando sobre el transcurrir de la vida, de mi vida, del tiempo, del pensamiento pero sobre todo, de estos seres que se han topado en mi vida sin avisar; me siento en este momento de acople y modificación remembrando la vivencia de cada uno de sus apariciones inesperadas y solicitadas.
En el mundo todos los seres tememos un sin numero de creencias que no sabemos si son ciertas, o si en realidad hacen parte de la explicación que le damos a eso que no podemos tolerar por incomprensible. De una u otra forma hacen parte de nosotros, y por eso mismo, dichas creencias, hacen parte de lo que nos define. Este es el caso de los ángeles, fantasmas que se han disfrazado para hacernos creer que no existen mas allá que en los sueños o en los cuentos de dioses bondadoso y crueles. Desafortunadamente para ellos, existimos guardianes que dentro de nuestra formación encontramos en las raíces de las flores de la vida, un elemento que nos permite verlos, y con eso, saber que son diferentes al resto de vivientes de este imperfecto lugar; pero desafortunadamente para nosotros, no se nos revela la verdadera función de su presencia, por lo que nos vemos en la auto adquirida obligación del porque de su existencia.
De esta placentera obligación, he podido sacar una hermosa conclusión. Los hermosos ángeles están aquí para nosotros, se encuentran en nuestro mundo para mostrarnos lo que somos, lo que no queremos permitirnos ser, lo que nos molesta de nosotros mismos, lo que hasta de pronto se nos dificulta ver; por eso es que están aquí.
Hace mucho tiempo que los podía ver, los podía sentir, pero no estaba dentro de mi la capacidad de tocarlos con mi alma, como tampoco podía asimilar la persistencia que tenían en encontrarse a mi lado. En ocasiones me agobiaban con su presencia, con sus susurros, o con la bulla que sus voces manifestaba; yo los escuchaba, porque sabia que tanto con sus consejos, como con su regaños, querían expresarme su preocupación y su frustración frente a mi situación.
Hoy, un día cuyo transcurrir no deparaba nada nuevo ni sorpresivo, el movimiento de la pluma de uno de estos increíbles seres me mostró el camino de mi destino; sin pensarlo dos veces la seguí, casi como si mi cuerpo se moviese solo, como si se encontrase encantado por la fuerza de la necesidad que se encontraba enredada con la pujanza de la esperanza de mi bienestar. En el momento que pude reaccionar, me encontraba sentado en un anden esperando a que apareciera, a que su presencia apaleada por el esfuerzo que requería seguir viviendo se manifestara; en ese preciso instante se presento nuevamente, puesto que ya con este ángel me había encontrado previamente. Se sentó a mi lado y me pregunto como estaba, yo aturdido por su regreso le conteste que estaba bien; guardo silencio mirándome fijamente a los ojos, detallando cada una de las líneas que se dibujaban en la pupila de los mismos. Me dijo, que le estaba mintiendo, que no había hecho lo que debí haber hecho para mi vida, y que por lo mismo mi crecimiento emocional se había estancado muchos años atrás; tanto así, que mi alma había perdido su luz, y que  mi mundo interno se encontraba sumergido en un cumulo de lagrimas que no había permitido sacar de el, haciendo que los rascacielos de esperanzas y sueños, se desbaratan y corroyeran por el acido de las mismas.
Las palabras con las que me abordó eran completamente nuevas, no me las había dicho nadie antes, ni ella misma; pero de parecían conocidas, se asemejaban a las que me habían dicho antes muchos otros. Fue allí, donde comprendí, fue en ese momento en el que de un latido fuerte, mi corazón se hizo sentir nuevamente.
Si, es cierto, todos los que me habían dicho lo mismo pero de diferentes y diversas formas, eran y son ángeles, seres que florecieron para mostrarme eso que por el afán de la preocupación de la vida y tranquilidad del mundo externo había olvidado. Con esas palabras abrí un poco mas mis ojos, sentí que desperté del letargo que la cadena de eventos me tenia y recordé haber visto alas sobre los hombros de mis amigos, entonces mi cuerpo se estremeció de alegría.
Supe allí que todos mis amigos no eran mas que ángeles, que eran eso, unos sujetos hermosos, amables, agresivos, devotos a la fe de la evolución. Con esta reiterativa recordación de mi una lagrima salió, un diminuto mililitro que ahogaba mi mundo interno salió; me sentí mucho mejor, mas liviano, mas tranquilo, y aunque sus palabras fueron muy dolorosas, me llenaron de vida y me permitieron sentir nuevamente.
Gracias a todos los ángeles que han y que están orbitando mi mundo, yo se que no he sido el mejor alumno de sus enseñanzas, que he sido testarudo y despistado. Quiero que sepan que con cada una de sus apariciones, lenta y pausadamente he logrado avanzar en el camino de la búsqueda de mi felicidad; aprecio mucho su dedicación y su constancia, me disculpo por la lentitud de mi cambio, y les prometo que debido a sus esfuerzos  y los míos, el sol de mi mundo brillara tan fuerte que la luz que emana el sol del exterior se vera opacada por mi propio furor. (Fingerling, 2011) 

domingo, 9 de enero de 2011

Encuentro fortuito



Me sorprendió leerte nuevamente, hace tiempo ya que no tenia ninguna noticia tuya, me agradado, me puso a pensar en ti, a recordar esos buenos momentos que pasamos en el pasado. No podía parar de pensar en ti, en como había crecido, en como estarías, en tu familia, tus amigos, tus amigas, tu corazón y tu brillante sonrisa; por eso acepte tu invitación, me levante de mi cama, me bañe y vestí, no pensé que fuera tan difícil encontrar la ropa adecuada para nuestro re encuentro, pero la ansiedad me invadió y nublo mi mente hasta el punto que no me permitió hacer un atuendo determinado, por lo que me puse lo primero que se encontraba en cada uno de los cajones, creo que funcionó, sentí que me veía bien, pero me preguntaba:
-¿Por qué me angustia tanto como me veo? No es para tanto si cuando nos conocimos y nos frecuentábamos llevábamos casi siempre el mismo tipo de vestimentas. Déjate de tonterías y párate, ya vas tarde-
Llegué al sitio que tu habías determinado, como de costumbre tu eliges las cosas, veo que eso no ha cambiado, así como tampoco el lecho que llegaras tarde a todo. Saqué el libro que tanto me ha costado leer, pensé que me darías mas tiempo para avanzar un par de paginas, pero no fue de esa manera; tu te aproximaste por detrás y me tapaste los ojos, como en nuestros juegos, no decías nada, por un momento llegue a pensar que eras otra persona, pero tu inconfundible y sensual aroma te delato. Te dije:
-Hola, tu no me puedes engañar, conozco bien tus viejas mañas, mañas que desarrollamos los dos, o es que ya no te acuerdas.-
-Si, tienes toda la razón, tan detallista como siempre.-
Me contestaste alegre y efusivamente. Un instante después saltando de un lado al otro de la mesa caíste en la silla que se encontraba al frente mío, dejaste caer tu hermoso pelo, pero esta vez tenia un color diferente, estaba mas oscuro, no era tu color natural. Sentí que mi corazón se me salía del pecho, no podía sucintar palabra en ese instante. Me miraste, hiciste una cara de sorpresa, algo en mi te había impactado, dijiste:
-Ho por dios, como has cambiado, estas supremamente diferente, te ves-
hiciste una pausa, como si dudaras la manera de terminar tu comentario, y lo continuaste con naturalidad diciendo:
-Bien, muy bien.-
te reíste y dijiste:
-No se si me gustas mas ahora, o como te veías antes.-
levante una de mis cejas, te sonreí y dije:
-Me alegra escuchar eso, porque quiere decir que te sigo gustando, así como tu a mi, te ves increíble, estas tan llena de vida, y ese color de pelo te siente muy bien.-
-Deja de alagarme, eso es algo nuevo en ti, no pensé que en este tiempo perdieras tanto la pena.-
Me dijiste un poco seria.
-No la he perdido, esa pena de la que tanto te burlabas y me criticabas sigue en mi, es algo que no es fácil de dejar, tal vez, ya hasta haga parte de mi personalidad, pero de todos modos recuerda que poco tiempo después de habernos conocido, no me daba pena hablar contigo.-
-Si, es cierto, esos tiempos fueron bonitos, unos bellos recuerdos que todavía están en mi mente y en mi corazón, no creas que porque no nos vemos hace ya unos seis o siete años, he olvidado las cosas que vivimos.-
-Yo se que no, yo tampoco lo he hecho, es mas, de vez en vez, un recuerdo de aquellos se me atraviesan en el presente y me sacan una sonrisa, haciéndome sentir que el tiempo se detiene nuevamente.-
Paré mi discursó, me quede detallándote, no podía creer como habías crecido, en lo que te habías convertido, y por eso mi corazón estremeció de tristeza y nostalgia, y sin darme cuenta de mis ojos brotaron lagrimas.
Tu me preguntaste:
-¿Porque lloras? –
Saqué del servilletero una servilleta, sequé mis lagrimas y te contesté:
-Porque me hubiese gustado compartir contigo todas y cada una de las experiencias que has tenido en estos años, y eso me da duro.-
Tu hiciste una cara sonriente de pesar, y tomándome la mano me dijiste:
-Yo se, a mi también me hubiera gustado estar a tu lado para apoyarte y animarte en tus momentos de dolor y tristeza, como para saltar y reír contigo en tus momentos de alegría y felicidad; pero tu sabes como son las cosas entre los dos. No se te olvide que así como nos queremos, tenemos diferencias irreconciliables que hace que no podamos acompañarnos, no te culpes por eso, los dos sabemos que no fue culpa de ninguno de nosotros, fueron tan sólo las circunstancias.-
Como de costumbre sacaste una sonrisa de mi rostro, no me podía poner triste con una persona como tu.
Seguimos hablando sobre nuestras vidas, actualizando agenda como era debido, desafortunadamente para los dos, el tiempo no fue nuestro amigo, teníamos otras cosas que hacer, a pesar de no querer movernos de ese lugar en el que nos encontrábamos. Y te dije:
-Como antes, todavía me cuestan mucho las despedidas, gracias por escribirme, me alegraste el día con eso y con la posibilidad de sentir tu presencia nuevamente. Ten mucho cuidado con lo que estas haciendo, espero que nos veamos pronto.-
sin dejar que te despidieras de mi, mi di la vuelta y deje sobre la mesa el dinero correspondiente a lo que habíamos consumido, escondiendo debajo de él una nota que espero que hayas visto, la cual decía:
-Hoy invito yo, pero la próxima la invitas tu, espero que nos veamos pronto, lamento haberte dejado de esta forma tan intempestiva, pero si no lo hacia, se que no mu hubiese separado de ti, y eso no es lo que queremos para ninguno de los dos.- (Fingerling, 2011) 

sábado, 8 de enero de 2011

Goodcat



Era una nueva noche, en un nuevo mes, en un nuevo año, todo se veía diferente, parecía que no me hubiesen extrañado, o eso era lo que la oscuridad me hacia creer. Se veía que las noches seguían tan vacías como peligrosas, era notorio que detrás de cada ventila, se escondía un criminal dispuesto a acechar.
Unas horas atrás, cuando aun me encontraba desempacado mis maletas, colgando mis ropas y limpiando mis armas, sentí que algo dentro de mi se encontraba inquieto, me llamaba, me movía, y me decía:
- Tu sabes porque regresaste, deja de hacer el oficio, ya es de noche y ese tipo de cosas se hacen de día ¿qué haces aquí encerrado si tu mundo se encuentra allá afuera?-
Me rehusaba a escuchar esa voz interna que me incitaba a salir a patrullar nuevamente, no quería escuchara, debido a que esa voz, y esa insinuación, me traían a mi recuerdos desagradables de mi ultimo patrullaje;
-Que situación tan desagradable fue esa-
Me dije para mis adentros, y con solo cerrar los ojos llegaba a mi mente cada uno de los sonidos de los tres balazos que el ultimo caso me regalo, y tras ellos mi cuerpo se estremecía con cada uno de los impactos de los mismos, haciendo cosquillear, las cicatrices que ahora me acompañan. No me pude resistir, tome un descanso de mis labores domesticas, y sentado en el sillón que mi mentor me había regalado y que laguna vez fue manchado con mi sangre también cuando se encontraba en mi oficina, decidí recordar nuevamente la historia de esa noche.
Estaba en el centro de esa ciudad occidental que tenia tan mala fama como las ratas que vivían en los alcantarillados de Paris; no sabia bien porque había aceptado ese trabajo, y porque a pesar de tener bien claro que no era mi territorio y que allí estaría mas en la posición de la presa que del cazador, lo tomé, seguramente fue gracias a mi terquedad y a mi excesivo interés por los casos difíciles y novedosos, imposibles dirían algunos de mis conocidos. Caminaba solo, mas solo de lo que pude haber caminado antes, no tenia miedo, creo que es un sentimiento que no se parase ante mi has que ya no tiene sentido que aparezca,  cuando ya no hay nada mas que hacer sino esperar que el daño recibido no sea mortal ni excesivamente traumático para mi cuerpo ni para mi mente. No era de noche, estaba amaneciendo, y me preguntaba:
-¿Porque mi informante ha decidió encontrarse conmigo a estas horas donde todo es mas brillante, donde somos mas visibles y nos pueden detectar con extremada facilidad? ¿Qué tipo de informante será? ¿De pronto esto es una mas de las trampas que mi competencia me pone para sacarme del camino?-
De la nada, sin previo aviso una mano esbelta y suave me agarro del cuello de mi gabán, la apreté fuertemente y antes que pudiese desenfundar mi arma, una vos dulce y entrecortada me dijo:
-Usted es a quien yo había mandado llamar, si, no tengo que preguntárselo, lo siento, lo se, lo huelo. Sígame por acá, rápidamente, antes de que nos vean, de que o sus espías nos vean.-
Haciéndole caso a tan melodiosa voz, corrí tras ella. Era obvio que había sido una mujer la que me estaba guiando, no solo por las características de sus manos, ni por su tono de voz; además de eso tenia una figura indiscutiblemente femenina, unas piernas largas, unas caderas anchas, y un pelo carmesí que resaltaba con la luz de cada uno de los postes que todavía no se habían terminado de apagar; todo esto debajo de una chaqueta de tela blanca y cinturones negros, que haca resaltar su piel color crema. Dando la vuela por la esquina de un callejón, me tomo de la mano con firmeza y abriendo una pequeña puertecilla que me roso la parte superior de la cabeza, me entro en una casa que se encontraba completamente a oscuras.  Espero un tiempo y sin mas rodeos me dijo:
-No encuentro el porque de que hayas venido a tan inhóspito lugar pero te lo agradezco, llevo mucho buscando a alguien que me ayude con el problema que tengo, y cada vez que alguien acude a mi llamado, termina muerto o seriamente lastimado-
Antes que pudiera terminar le dije:
-Si, lo se, he leído concienzudamente el expediente de este caso por las implicaciones y el riesgo que podría tener, se que no ha habido uno solo de los que se hayan vinculado en este caso que no haya salido seriamente lastimado, pero todavía desconozco el porque, quizá usted pueda explicármelo-
Ring, sonó mi teléfono, me desconcentro, me saco del trance en el que me hallaba inmerso por tan vivido recuerdo, entonces pensé:
-¿Quién me estará llamando hoy, nadie sabe que ya estoy de regreso en la ciudad, y muy pocos tienen el numero de mi residencia, es extraño, dejémoslo sonar para ver que pasa.-
Así fue, el teléfono siguió sonado y la contestadora se encendió, hizo la introducción respectiva y al terminar el sonido de una persona agitada que se encontraba seguramente en una cabina telefónica bajo la lluvia, me inquietó, pensé en contestar pero ya era demasiado tarde, puesto que después de un chasquido de labios que sonaba como refunfuñando, tiro el teléfono y se escucho el pito consecutivo de cada llamada cuando termina. Eso sin darme cuenta hizo que otra vez las voz que se hallaba inquieta dentro de mi me hablara nuevamente:
- Ya te lo había dicho, sal de tu casa levántate, y ve a las calles donde eres de mas utilidad, tu no estas haciendo nada quedándote acá sentado, esta no es tu vida, seguramente afuera hay personas que te necesitan.-
Tuvo el mismo efecto, logró que me sentara nuevamente en mi sillón a continuar con el recuerdo:
-¿En que estaba? A si, ya me acuerdo-
Estábamos mi nueva jefe y yo discutiendo acerca de las implicaciones del caso.
-Detective, yo también desconozco el porque de lo que ha pasado, pero extrañamente me siento muy culpable, siento como si de una u otra forma yo hubiera causado que los anteriores a ti, tuvieran tan trágico destino.-
entonces yo pensé y le dije:
-Eso no tiene porque ser culpa de usted, seguramente los anteriores cometieron algún descuido, o no estaban lo suficientemente preparados, pero no se preocupe, yo no suelo descuidar mis labores y créame, estoy muy bien preparado.-
-Me alegra y tranquiliza oír eso, no me gustaría que tu también salieras herido o en su de muerto, siento que puedo confiar en ti.-
Ya era bien de mañana, y los tablones que recubrían las ventanas de la casa en donde nos encontrábamos dejaban pasar los rayos del sol; lo cual se me hizo bastante riesgoso, algo normal en mi, siempre he preferido hacer mi trabajo de noche, en ese momento donde la magia de la oscuridad me cubre con su manto, y me protege.
Los siguiente que recuerdo, es que me habían atrapado, y me pregunto:
-¿Por qué fue que me atraparon?, a si, ja ja ja, esa mujer si era culpable del fracaso de los otros, así como lo fue del mío.-
Al caer nuevamente la noche, seguramente después de unos cuantos días o semanas; y después de haber recolectado pistas y haber hecho conjeturas frente a lo que atormentaba a tan bella señorita, nos encontrábamos los dos en otra locación completamente distinta, esta ves estábamos en una taberna a las afueras de la ciudad, hablábamos con mucha confianza, yo sentía que ya empezaba a gustarme seriamente, lo cual hizo que me vinculara mas a fondo en solucionar su problema; fue allí donde me distraje y cometí mis errores.
Ella con sus encantos femeninos atrajo a mis instintos y me hizo perder la cabeza, con muchas otras por consiguiente, logrando que esta vez asumiera el caso como propio, como si yo estuviera tratando de sacar adelante algo que me atormentaba a mi; lo que en un principio me hizo creer que haría que me fuera mejor y que tejiera con mas cuidado y detalle los bordes de la grieta que en esta encantadora mujer se había formado. 
Cordial y tímidamente le pregunté:
-¿Te gustaría jugar una mano de Póker conmigo? Mira que ya hemos avanzado mucho en tu caso y creo que nos merecemos un descanso, además por lo que se de tu vida, te puedo asegurar que te gusta, que lo haces muy bien, y que no sueles perder con facilidad, cosas que siendo un poco modesto compartimos los dos.-
Haciéndome una cara coqueta en la que cerraba lentamente sus carnosos labios rojos, apretando un poco su sensual mirada y levantando una de sus cejas, contestó:
-Esta bien, pero ten cuidado, que en serio no sabes en lo que te estas metiendo.-
Así fue, departimos muy alegremente unas cuantas partidas de Póker, me había quebrado, y ya sentía el efecto de los tragos que me había tomado en mi cabeza; como no tenia nada mas que pudiera perder le dije:
-Hagamos una ultima apuesta, si tu ganas yo haré lo que tu me pidas, te diré lo que quieras saber de mi, o si es necesario me lanzare desde el edificio mas alto; pero, si tu llegas a perder, me prometerás que  vas a abandonar todo en cuanto a este caso se refiere e iras a vivir conmigo en mi ciudad, donde puedo protegerte, y darte lo que creo que estas buscando.-
Dicho y hecho, si, perdí, y como todo caballero que soy, me levante a hacer lo que ella me dijo que hiciera, nunca esperé que me fuera a pedir que me fuera, que saliera y que me entregara a los empleados de su opresor; ellos me apresaron a la entra del establecimiento, ella los había llamado previamente, me levantaron después de darme un par de golpes y me empujaron hacia la puerta; yo traté de resistirme, forcejee por un tiempo para hacerle una única pregunta a mi informante, mi jefa, mi amante y ahora mi traidora:
-¿Por qué has hecho todo esto?-
Dando media vuelta y dejando que su larga cabellera se  meciera por el movimiento, me dijo sonriendo:
- Lo que he hecho lo he hecho por mi, porque tu estabas haciendo muy buen tu trabajo, estabas sacando a flote eso que me esta lastimando, y no lo puedo permitir.-
Apenas lograba entender la poca coherencia que tenia lo que me estaba diciendo, cuando de repente alce mi cabeza y ví que en su mano derecha tenia un revolver, arma con la que ella misma me vaticinó mi primera herida, la cual tuvo lugar en mi hombro izquierdo.
Es aquí donde me despierto encerrado y capturado por los maleantes, donde nuevamente la veo a ella, lo que me causa mayor sorpresa aun. Se acerca hacia mi, se arrodilla, me limpia la sangre del rostro e irónicamente también se hace cargo del balazo que yacía en mi interior; esto era cada vez mas inexplicable para mi. De un momento a otro, con lagrimas en sus ojos exclama en forma de susurro:
- Querido detective mío, lo lamento de verdad, yo nunca quise que esto pasara de esta forma, de verdad, en mi intención no estaba que tu salieras lastimado, como no lo estuvo el hecho de que ganaras esa ultima apuesta. Si yo perdí, pero como estabas tan alicorado te hice creer que el perdedor habías sido tu. Te debes estar preguntando porque te engañe de esa manera, y mas aun si la vida que estábamos llevando los dos era tan agradable y satisfactoria, pues te tengo una respuesta, respuesta que te daré mientras te suelto para que regreses a tu ciudad y puedas ayudas a mas personas, pero desafortunadamente las ataduras que tienes puestas no pueden soltarse sin hacerte daño, tengo que quitártelas con dos disparos.-
En ese momento me ataqué a reír y le dije:
-Tranquila, dispárame, desátame y cuéntame el porque de tus acciones, no te preocupes que estos no son ni los primero ni los últimos disparos que recibiré a lo largo de mi vida, yo voy a estar bien.-
-Lo que ocurre es que mi mal yo misma me lo he creado, lo tengo conmigo hace ya casi una década, y es culpa del dolor, de la soledad, del amor y del temor; por eso no hay nada que puedas llegar a hacer aquí, y menos si permitiste que se convirtieran en problemas propios.-
Al terminar de decirme esto, tomo el mismo revolver con el que me había disparado tan fría y furtivamente la ocasión anterior, soltó las cadenas de mis manos, impactando en el proyectil en mi muñeca izquierda; se alejo y apuntándome al corazón disparó y se despidió.
Justo antes que la bala impactara mire para el techo de la prisión en la que me encontraba, y con tan buena suerte pude notar que ya era de noche, entonces como un ángel que cae del cielo entró por una ventana un sujeto que vestía con una capa que le cubría tanto la cabeza como por debajo de la rodilla, yo sentí que me era familiar; logró correrme y evitar que el disparo perforara directamente mi corazón, pero no fue lo suficiente, un pequeño fragmento que había chocado con una de mis costillas desgarro un costado de mi órgano vital.
Caí tendido, mi cabeza quedo viendo todo de forma horizontal, sentía con cada segundo que pasaba mi cuerpo se  quedaba sin fuerzas, mi visión se oscurecía y mi respiración se entrecortaba. Ella se acerco, me miro, al parecer se dio cuenta que seguía vivo y me abrazo. Yo le pregunté:
-¿Cuál es tu nombre querida embustera?-
-Nina, tu puedes llamarme Nina, nadie mas lo hace, y se que si algún día nos volvemos a encontrar y tu me llamas por ese nombre yo te reconoceré e iré a saludarte, por eso tienes que vivir.-
-¿Cuál es el tuyo mi osado detective?
-Fingerling, confórmate con llamarme Fingerling.-
Le contesto con desdén mientras que el encapotado salvador, me aparto de ella, me alzo en sus brazos y me saco del recinto, yo me aferré a el con las pocas fuerzas que me quedaban, luego me desmallé en el preciso instante en el que este particular sujeto me decía:
-Te das cuenta porque no puedo déjate ni un segundo sólo, terminas embarrándola, cunado te veas en aprietos llámame, yo estaré justo detrás de ti a cada momento, mi nombre es Goodcat, recuérdalo.-
Lo siguiente que recuerdo es estas en este paradisiaco lugar del cual acabo de regresar, recuperado de mis heridas y dispuesto a volver a las calles a dejar que mi corazón lata con tanta fuerza con lo que lo hizo por el caso de Nina. 
Tomando una bocanada de aire, y prendiendo un cigarrillo, lago de mi casa y me encuentro con esto, esta nueva noche, de este nuevo mes, de este nuevo año y salgo a esta nueva ciudad, la cual parecía no extrañarme; me monto en mi vehículo y comienzo a patrullar.
Al ver que algo estaba ocurriendo en uno de los callejones mas oscuros y tenebrosos de todo el país seguramente, en ese callejón donde resolví mi primer caso, opte por  estacionar mi vehículo unas cuantas calles mas adelante y me baje.
A lo lejos se escuchaban los alegatos de varios hombres y una sola mujer, esto tenia cara de una violación, un caso fácil para cualquier detective, pero muy difícil para la victima, puesto que desafortunadamente aunque se reprenda a los responsables, la carga que recae sobre la afectada es incontenible e intolerable. Salí corriendo, y cuando llegué me encontré que la mujer estaba ya tirada en el piso y que unos hombres se acomodaban los pantalones con cara de regocijo y satisfacción, mientras que otros la escupían y la insultaban.
Parpadeé y en ese ínfimo instante, de la copa de los edificios salió nuevamente el encapotado, no pude recordar su nombre, pero eso hizo que acelerara el paso para ir a ayudarlo. Se desato la lucha, éramos dos contra ocho, un numero justo y bastante excitante; los golpes iban y venían, empezaron a caer los agresores, la mujer se levanto y desconcertada nos miró. En eso yo saque las llaves de mi carro y al recordarlo como un chispazo en mi mente dije:
-Goodcat, toma esto, levanta a la mujer y sigue salgan de aquí nos vemos en breve.-
Así fue, él se quito de encima al ultimo de los malhechores que le quedaba, y salió corriendo en dirección de la mujer, la tomo en su espalda y se aproximo a la salida del callejo. Entre tanto sacando detrás de su espalda uno de los sujetos que se supone que ya estaría inmovilizado, lanzo un alarido:
-Quieto, o disparo.-
Mi colega ya se encontraba, que ya se encontraba demasiado lejos para oír la advertencia siguió corriendo desenfrenado, haciendo que este individuo accionara el gatillo de su arma y sacando una bala que tenia como objetivo la cabeza de aquel otro guardián de la ciudad. Gracias a mi pronta respuesta logre tomar la tapa de una de las canecas que allí se encontraban y haciendo uso de la suerte que me trae la noche pude desviar la bala a unos pocos metros de él; esto si lo pudo escuchar. Poco tiempo después cuando llegue a mi carro, le dije en tono burlesco:
-Ja, tu si eres el colmo, te encomiendo algo y te dejas matar en el intento; sino fuera por mi, quien sabe donde estarías ya.-
Sonríe y me responde de la misma forma:
-Si, en serio que somos un gran equipo, los dos, deberíamos trabajar juntos.-
-Yo no trabajo en equipo colega.-
Le respondo haciéndole un gesto de aprobación, en eso la mujer que se encontraba en el haciendo de atrás pregunta desconcertada:
-¿Ustedes se conocen desde antes?-
-Larga historia cariño, larga…
En donde estoy, miro al techo y me doy cuenta que me encuentro en el consultorio de mi psicoanalista que me esta mirando atentamente, el cual después de recostarse en su sillón, dice:
-Es preferible dormir que hablar ¿no? Claro como es mas sencillo, pero no crea que dormido no hablo, hablo y bastante, ahora cuénteme ¿quién es ese tal Fingerling? ¿Porque se esmeró tanto por el caso de Nina? ¿Quién es esa tal Nina que tan guardad tiene en su interior? y ¿Que tiene que ver Goodcat en el pasado de Fingerling?-
completamente perplejo y conmocionado al escuchar las preguntas del doctor, no logre decir nada, trataba de encontrarle sentido a lo que había soñado y sin darme cuenta la canción con la que terminan siempre nuestras consultas ya había comenzado.
-Lo siento doctor, no pude responderle ninguna de sus preguntas, trate, se lo juro que si, lo intente mucho, pero de mi boca no salía nada, perdóneme. Le prometo que en la próxima sesión se las responderé.-
sabiamente, seguramente por la experiencia que le daba el tiempo que ya llevaba trabajando me dijo:
-Tranquilo, no hay problema, y esperemos a ver como se presenta la próxima sesión, tal vez me sorprenda nuevamente con otra interesante aventura de ese detective que no es nadie mas que usted mismo tratando de encontrarse en su interior, que tenga una feliz noche, se que lo hará.- (Fingerling, 2011)

De egreso a la incertidumbre de lo novedoso


Tras unos doce días en uno de los parajes aislados de los afanes cotidianos de la sociedad, he regresado para enfrentar nuevamente a la realidad que decidí, por un tiempo dejar de enfrentar. Me encuentro nuevamente en los rincones cálidos y amables de mi hogar, renovado por la fuerza de los días que al igual que el año que se fue, se han quedado atrás; pero no se han ido en vano, con ellos, he aprendido, he leído, es soñando y como conjunto de todo eso, he escrito, re escrito y pensado, en pocas palabras he sentido y amado.
Ahora, en este momento, al regresar de nuevo a la cotidianidad,  con lo primero que me encuentro es que tengo deudas que saldar, trabajos que terminar, escritos que leer, cosas que publicar y personas que re encontrar. Me da mucha pereza todo esto, no lo quiero hacer, pero no es porque en realidad no lo quiera, es porque cuando salí  de aquél oasis en el desierto gris del ruido incesante de la inconformidad, algo de mi se quedo allá, diciendo: -No partas, quédate, mira que acá estas viviendo cosas que se te dificulta vivir allá.- En ese momento no sabia bien que hacer, porque también encontraba la posibilidad de allí permanecer, y la propuesta que se me hacia sonaba bastante tentadora, tanto que llegue a contemplarla fuertemente, pero en ese momento recordé, que si me quedaba, nada de lo que había hecho tendría fruto, ni hubiese significado ningún resultado; puesto que apareció en mi mente el objetivo de mi partida, el porque de la necesidad de emprender este viaje de reflexión frente a mi vida, por eso, tome mi equipaje y me dispuse de nuevo al recorrido de regreso. Retorno a mi vida, a mi sociedad, a mi presente y a lo que el futuro me ha de mostrar.
Es un regreso particular, novedoso, cautivante de verdad. Es algo que me atemoriza por la increíble baraja de opciones que en a mi mano se pueden presentar, extaciante también, porque nuevamente ante la mesa de juego me he de sentar, no siendo el jugador inexperto i confiado, como aquel que se levanto de mi lado destrozado por sentir que esa mesa se lo había devorado. Es extraño, porque así como el mundo de afuera ha girado nuevamente y le ha dado una vez mas otra vuelta al sol, dentro de mi algo a cambiado, haciendo que yo ya no sea exactamente el mimos que fui antes, me siento distinto,  y eso me aterra aun mas, me aterra porque me encanta, porque me hace sentir que con la actualización que se esta terminando de estructurar en mi sistema, mas fuerte y fervientemente me podre enfrentar con la incontenible inconformidad de la hermosa realidad. (Fingerling, 2011)