miércoles, 27 de abril de 2011

De poder quererte a tener que extrañarte


En estos días de reclusión forzada en mi morada, me ha sido posible dejar de pensarte, de querer sentirte, de buscarte entre los rocíos tibios que se evaporan lentamente sobre las calles para poder abrazarte y aspirar nuevamente tu revitalizante y extaciante aroma. Te pienso como si algo dentro de mi sintiera que nunca mas te podre volver a ver ni a escuchar, como si en serio la consecuencia final de esta decisión que tomamos fuera el fallecimiento de nuestro cultivo de rosas; pero me aferro a la creencia y a la fe que ambos, tanto tu como yo le pusimos a este acto masoquista de distanciamiento y dolor. Esmero sustentado en la búsqueda de nuestro mutuo bienestar, bienestar que con el pasar de cada uno de estos días se desdibuja de la realidad.
No hago mas que imaginarte caminado por allí, paseando por los senderos que alguna vez recorrimos los dos alegremente, dejando que los rayos de sol se posen sobre tu figura e incrementen tu descomunal belleza, sintiendo la briza refrescante a la sombra de alguno de esos elevados edificios que fueron nuestro refugio en la lluvia y el perfecto restaurante para nuestro almuerzo nunca planeados pero siempre disfrutados.
Por las mañanas cuando las obligaciones cotidianas me recuerdan que así mi alma se desborone lentamente por su ausencia, tengo que levantarme y seguir adelante  y afrontarlas inclementemente; te pienso, me transporto mágicamente porque así me lo permite mi imaginación, a tu habitación,  te  susurro al oído “Hermosa, ya te tienes que levantar, arriba, vamos que tienes que llegar a tiempo; no, ningunos cinco minuticos mas, ve levántate y déjame escuchar la ducha” queriendo desde luego acompañarte en cada uno de los pasos que das hasta tu destino matutino, obligatorio igual.
En las horas de la tarde, me invade una angustia evolvente y desgarradora, porque en mi mente se posiciona un interrogante que ya no puedo resolver y ni siquiera contestar. Me pregunto constante mente, si almorzaste, si comiste bien, si tu delicado estomaguito recibió un poco de alimento y, si ese alimento tenia por lo menos una pizca de cariño; porque sabes que lo mas importante de la comida es que se disfrute no sólo por su sabor, sino también por el condimento que se le pone a ésta al encontrarse acompañada por las cosquillas que se le da al corazón.
Al caer y posarse la noche en su esplendor, cuando me encuentro patrullando por las calles de esta ciudad escenario vital de nuestros encuentros y nuestra pasión, casi como una ilusión, pierdo todo sentido de orientación, que por cierto los dos sabemos que no es muy bueno del todo; y las avenidas por donde me encuentro transitando se convierten en un laberinto sin salida. Sin mas remedio que seguir conduciendo, de una u otra forma llego has un punto cercano a tu vivienda, me veo tentado a pasar, saludarte, abrazarte, sacarte de ella y llevarte hasta aquel paraje extraído de las tierras del oriente donde hemos compartido ya un par de momentos grandioso, para darle final a esta espera inagotable; pero recuerdo que seguramente sigas las aulas de la institución que por el azar de los dados del destino, nos presento, nos unió y nos dejo ver lo mas profundo de cada uno de nosotros.
Con cada tienda que visito, a cada vendedor ambulante que me voltea a mirar como queriendo decirme que le compre eso que quiero comprarle, en cada semáforo en el que me ofrecen dulces y flores, a cada Carulla al que veo desde la ventana de mi negro corcel, siento esa fuerza pulsante que me dice entre, que compre, que arregle, que cree, que me haga de algo con lo cual pueda sacarte nuevamente una sonrisa tímida pero complaciente. Ya sea con un chocolate acompañado de una loca historia torcida y recién inventada, con una rosa a la que trate en vano de asemejar con tu belleza, con un helado con el que quiera clamar el ardor de las heridas de tu corazón, o sencillamente con postre de limón y un globo rojo con el estructure un momento de expresiones de satisfacción, intriga coqueteo bidireccional y sencillamente sensacional. Pero nuevamente despierto de mi imaginación y me estrello con la realidad, con esta realidad en la que tu sigues presente dentro de mi y nada mas, ya que se que faltará un tiempo considerable para que resuelva todo esto que me mueve a querer seguir intentando conquistar tu corazón.
Al llegar nuevamente a mi refugio, después de subir las escaleras, escuchando los sonidos silenciosos de los seres que allí habitan, giro a mi izquierda, veo mi cama, algunas veces arreglada, otras sencillamente tan revuelta como mi estomago por la contradicción de mis sentimientos y acciones; sea como sea me sumerjo bajo esas cobijas que aunque parezca mentira, todavía guardan un poco de tu aroma. Inhalo, suspiro, recuerdo esos momentos, y que buenos momentos, cierro los ojos y trato de acceder a mi mundo onírico, mundo en el que todavía siques siendo la reina, y aunque al cual no puedo acceder muy frecuentemente en estos días, cada vez que lo hago, se me apacigua la hinchazón de las cortadas, se desvanecen  de mi las infecciones de las quemadas y desaparece todo rastro de dolor. Porque allí, y tan sólo allí, vuelves a estar a mi lado, y somos enteramente felices.
Gracias a tus palabras y una de tus ultimas muestras de afecto sincero y sentido, puedo con el peso de esto, me aferro fuertemente a ese deseo de mutuo bienestar y pienso en ese futuro ansiado pero incierto, en el que los dos mas adelante, ¿cuando? No se, nos vamos a encontrar, y asumiendo las circunstancias de cada una de nuestras vidas por aparte, la armonía que nos brindamos mutuamente pueda llegar. Finguerling (2011)

domingo, 24 de abril de 2011

Sweets 24


Como era de esperarse, después de un día lleno de ires y venires, de carne y por des fortunio mucho alcohol también; una ráfaga de viento hoy ha acariciado mi piel, me ha despertado del sueño profundo y me ha mostrado nuevamente que el dolor de mis quemadas es real.
Siendo este un nuevo día, un nuevo amanecer, una nueva muestra del sol, un nuevo mundo; quiero decir, como dice la canción “i`m feeling good” pero eso no puede ser posible, eso no es así, y no lo es porque el veneno que me envolvió hace tiempo atrás en la tierra de los caballeros, sigue corriendo por mis venas, sigue instaurado en mi cerebro. Se ha plantado allí para corromperme y corroerme.
Hoy, en este día, en esta continuación de mi existencia, al mirar mis brazos, mis manos, mis dedos, mis unas; puedo ver que estoy lleno de marcas, de cicatrices y de mugre.
No puedo terminar este manuscrito sin darle las gracias, sin reverenciarme frente a ustedes, a todos y cada uno de los asistentes a la celebración de mi cumpleaños; así como también a aquellos que no lo hicieron. Porque yo se que en mi idílico pensamiento narcisista, no lo hicieron, no porque no lo hayan querido así, sino, porque no estuvo en sus posibilidades acceder a mi morada. De todos modos muchísimas gracias por acompañarme en la muerte de un viejo año, y por recogerme en el nacimiento de un año nuevo. Año que traerá cosas diferentes, comportamientos distintos, vivencias inesperadas pro muchos, deseadas por otros e insospechadas por mi.
Esperando que esto que nos depara a todos en este cambio de piel, músculos y huesos no nos desfigure del todo; me encuentro renovado, actualizado, degradado a eso, a lo que la sociedad quiere de mi.
De hoy en adelante , sin pensarlo dos veces; un nuevo yo, un nuevo ser. No libre de pecado, culpa o responsabilidad, no correcto, incorrecto, sencillo, complejo o enamorado del amor. No, eso no, tan solo desilusionado de mi ser, de mis capacidades para cambiar el mundo y el giro natural pero desagradable que ha tomado.  Porque, he entendido a las malas, que eso no ha de servir nunca mas, que no ha de ser parte de mi exterior. Finguerling (2011)

domingo, 10 de abril de 2011

Isla imaginaria de realidades


Estábamos los dos, sólo tu y yo en ese lugar que nos imaginamos en un comienzo como un paraíso lleno de vida y color; pero que con el contacto con lo que era en realidad nos dimos cuenta que no era lo que queríamos ni esperábamos.
En ese primer día, cuando llegamos a aquel lugar inhóspito y desértico todo parecía bien, todo se encontraba dentro de los parámetros estables y acordados por las vicisitudes que ya habíamos previsto. estábamos tranquilos, contentos y animados por el simple hecho de encontrarnos juntos, únicamente los dos acompañándonos y acariciando nuestras almas con las risas que emanaban de nuestros cuerpos; todo estaba bien, no había nada en realidad porque preocuparnos, teníamos comida, agua, refugio y confort. Nunca nos imaginamos lo que nos depararía el día siguiente.
Nos acostamos a dormir en nuestro pequeño refugio, tu tenias mucho calor y por eso no aceptaste que te cubriera con la manta que habíamos llevado. Yo por mi forma de ser no me permití dormir plácidamente del todo, puesto que sabia que estábamos en un lugar desconocido y posiblemente peligroso; por lo que me recosté a tu lado con un ojo entre cerrado y el otro completamente abierto. Al adentrarse la noche se posó sobre todo el lugar un gélido y espeso ambiente, te vi temblar de frio, y por eso, seguramente en contra de tu voluntad durmiente te arrope, no sólo con la sabana que te quería poner anteriormente, sino también con  mi chaqueta. Tu impresionantemente, sacaste uno de tus brazos y te aferraste a estos cobertores, te meciste acurrucándote, encorvando tu cuerpo hacia delante; dejando salir de tu boca un leve susurro que decía “tan lindo como siempre, gracias”.
No paso mucho tiempo antes de que el día se presentara, amaneció y nos levantamos para ir a buscar leña con la cual hacer una fogata para nuestro desayuno. Al regresar no pudiste contener la angustia que te generaba el ver que todo lo que teníamos había sido arrastrado por la marea, te desplomaste en la blanca arena sobre tus rodillas y el pánico invadió tu ser, haciendo que de tus desesperanzados ojos brotara un mar de lagrimas incontenibles. Yo no supe que hacer, pensé en sumergirme en el basto y embravecido océano con el fin de recuperar algo de lo que habíamos perdió, pero pensé asertivamente que si hacia eso, lo mas probable es que no regresaría con vida y, te dejaría sola; lo que ocasionaría que tu angustia se incrementara aun mas. Me arrodille a tu lado y tomando tu cabeza firmemente te recosté sobre mi hombro y, hablándote dulcemente al odio te tranquilice; tu caíste en un profundo sueño debido al alto estrés en el que te encontrabas.
Mientras tu dormías placida y cómodamente sobre mi camiseta, a la sombra de unas ramas de la única palma que había en esa inclemente, agobiante y árida isla, yo daba círculos pensando en como íbamos a sobrevivir las tres semanas que teníamos que esperar antes de que la embarcación que nos dejo allí nos recogiera. Llegué a imaginar que no lo lograríamos, que antes de nuestro rescate yaceríamos muertos, que nuestros cuerpos quedarían completamente despojados de cualquier indicio de vida; pero detuve mi marcha, mire al horizonte y sonreí.
En mi mente se posó una luz ferviente de alegría y tranquilidad, manifestación que invadió todo mi cuerpo y ocasionó que éste se moviera rápidamente al otro costado de aquella palma. Comencé a cavar, con mis manos estaba haciendo un nuevo refugio para nosotros dos, sabia que no necesitaríamos nada mas, puesto que con el simple hecho de saber que nos encontrábamos allí, tu y yo, nos daría las energías suficientes para sobrevivir. En las mañanas soleadas nos despertaríamos y contaríamos el uno al otro lo que soñamos, nos reiríamos de las insulsas conclusiones que sacaríamos al respecto; en las tardes estáticas cuando el hambre nos abrace, nuestros cuerpos intercambiarían energías engañando a esta sensación, y en las noches silenciosa, una historia de nuestra infancia seria el mejor canto de cuna para quedarnos dormidos; así sobreviviríamos, y lo haríamos porque estaríamos los dos, tan solo los dos.
Efectivamente, las horas transcurrieron, los días pasaron, una a una las semanas llegaron a su fin y, nosotros seguíamos en pie, continuábamos viviendo, ayudándonos mutuamente a superar esos efímeros momentos de angustia e incertidumbre; tu con aquella característica espontaneidad y alegra, y yo con mi fuerte capacidad de contención.
Ya en ese ultimo día de espera, sin pensarlo dos veces, te levantaste, saliste de nuestra cueva y miraste con esperanza al mar, esperando claramente ver nuestro rescate aproximarse. Nuestros cuerpos habían cambiado, pero el tuyo a pesar de la inclemente condición que habíamos atravesado, conservaba la sensualidad y  armonía que tu alma en él imponía. Yo te miraba desde mi como asiento de arena, no tenia fuerzas ya, pero a pesar de esto, me sentía contento, tranquilo y pleno.
En un parpadeo giraste, te aproximaste a mi y me exigiste que me pusiera de pie, lo hice, me levante y sorprendido te pregunté que estaba pasando; tu me contestaste que, “nada en realidad”, y dejando salir un par de lagrimas de tus endulzados ojos, te abalanzaste sobre mi y me diste un fuerte abrazo. Yo te recibí con agrado y cariño, pasé mis brazos por alrededor tuyo y te aferré a mi cuerpo; fue inevitable dejar salir de mis lagrimales una que otra lagrima de alegría. Levantaste un poco tu cabeza y de forma susurrante me dijiste: “usted es un gran amigo”, yo te apreté mas fuerte, mi respiración se entrecortó y lo único que pude responderte fue “gracias, gracias querida”.
Este mágico momento fue interrumpido por el sonido del trombón que anunciaba la llegada de nuestro barco. Nos separamos y juntos sonreímos al darnos cuenta que estábamos salvados. Nuestras almas corrían tomadas de la mano en dirección a aquella nave, mientras nuestros cuerpos hacían lo posible para llegar a ella. Te di nuevamente las gracias y dándote un beso en la frente te dije “no lo hubiera podido lograr sin ti, me alegra mucho que fueras tu la persona que en este momento se encuentra aquí a mi lado”

… A ti querida… Muchísimas gracias por todo… (Finguerling, 2011)

viernes, 1 de abril de 2011

Hoy verde


Sin mi contador de tiempo, una vez mas he decidido parar, contemplar mi propio sentimiento, tomar una copa de te y saborear como se siente mi gris entidad fugaz y etérea vivencia banal. Por eso te digo nuevamente que esperándote me encuentro. Ya que eres tu, lo que sin controlar, mi corazón se ha propiciado en extasiar con cada pulsación.
Nunca pensé, ni percibí la importancia que tundirás en mi.  Pero me deje llevar nuevamente por lo que mis sentidos me aclamaban una vez mas; te convertiste en mi lucha, en mi búsqueda, en mi fuerza, y sobre todo en mi ideal. Por eso mismo, en contra de la marea intempestiva que me quiere hacer desistir y desfallecer en tu costa alcanzar, que recupero mi fuerza, ente con el cual me levanto todos los días para blandir mi espada, y mi escudo alzar.
Esta es mi lucha, como lo son los dedos que este escrito han de danzar para que de una u otra forma, al mundo mi sentimiento se pueda proyectar.
Pero en este momento, no me queda mas remedio que seguir intentando a tu corazón acceder, seguramente de una forma errónea e inimaginable para tu ser. No me importa, no lo hizo antes y, por lo mismo no lo hará ahora. Porque no me siento mal al hacerlo.  Yo seguiré luchando, seguiré combatiendo los demonios de mi pasado para mostrarte la inmensidad de mi presente, y la maravilla del futuro que podrás tener si aceptas compartir tu vida con mi futuro. Fingerling (2011)