lunes, 11 de noviembre de 2013

Entre miradas y fantasías




En el momento que te vi, pensé que eras una mas de esas mujeres a las que le brindaría un gramo de conocimiento, me imaginé que lo que pasaría entre los dos seria tan solo una muestra de interacciones racionales y mediadas por las responsabilidades y los deberes. En ese momento no se me pasaba por la cabeza que las cosas entre los dos llegarían tan lejos y tan profundo, no tenia ni idea que lo que se generaría entre ambos dentro de mi.
En lo que ha transcurrido desde el momento que nos conocimos, las cosas han cambiado mucho, se han transformado en algo que todavía, a pesar de mi conocimiento y de las experiencias que en mi se han enmarcado, no puedo descifrar. Entre nosotros ha surgido un baile que compartimos sin tocarnos, se ha gestado una dinámica que desde su mágica esencia me permite revivir simbólicamente.

Es extraño y confuso, es enredado, pero sobre todo atrayente. Lo que hemos creado mutuamente, se ha convertido en un juego erótico de manifestaciones inconclusas y laberínticas. Nos encargamos de atraernos y de mantenernos cerca por medio de códigos evidentes que se encuentran enmascarados por las dinamias de los lugares que compartimos cunado nos vemos. Esos momentos nos permiten deleitarnos de la presencia del otro, pero también nos aproximan poco a poco a eso que deseamos tanto, mientras que sabemos que no puede ocurrir.

Con tu coqueta presencia me permitiste revivir una historia que yacía perdida en el océano de mis recuerdos. Con lo que recientemente hemos hecho, se ha despertado una de las causas, una de las múltiples razones  por las cuales he construido lo que soy hoy en día. Tu llegada tímida pero furtivamente directa, me ha proporcionado la conexión olvidada de mi primer amor; me transportaste a esas emociones que ya hace un tiempo se encontraban sedadas por los analgésicos que gracias a mis últimos desprendimientos se han producido en mi cerebro.

A tu lado siento como el latido se acelera y llega a cada uno de los limites de mis extremidades, siento un calor inclemente, una energía que sobre pasa cualquier efecto farmacológico que una droga puede llegar a ejercer; es confuso que quiera seguir sintiendo eso mientras que sé la gravedad de lo que está pasando. Es una locura lo que he podido traducir de eso que siento cuando te pienso, lo que pienso cuando no te siento, y lo que me imagino oníricamente a tu lado. Juntos somos una pareja armónica pero distante, somos dos seres que en el fondo quieren estar en contacto, pero que sabemos que lo nuestro se encuentra conjurado.

 He logrado con dificultad mirar esos preciosos ojos tuyos sin permitirle a  mi cuerpo actuar y acercarme a tus tan dulces labios. He escuchado tu vos concentrando mi mente en los contenidos que con ella se revelan, esto, dejando de lado los sonidos sensuales que entre líneas se cuelan dentro de tu discurso. He visto tu singularmente atractivo cuerpo sin permitirle a mis manos desgarrar tus vestiduras para verlo íntegramente como es en realidad. He logrado acercarme al limite del abismo que implica tu proximidad sin sucumbir a mis mas profundos deseos, y lo he hecho por ti; suena contradictorio pero es así, tu me das la oportunidad de sentir un sinnúmero de sensaciones y de emociones que hace mucho tiempo no habría tenido la posibilidad de sentir. Así mismo me recuerdas con eso que siento, que lo tengo que encontrar en los brazos de una mujer mas parecida a lo que yo puedo brindar, eso quiere decir que debo hallar a una mujer que también me pueda brindar complementos que surjan de algo mas allá de lo consumado debajo de las sabanas. Por esa razón te agradezco por lo que hemos vivido en lo que nos hemos dicho, y por lo que no nos hemos dicho; por lo que nos hemos manifestado sin tocarnos, y por lo que nos manifestamos con esos fugaces contactos de nuestras manos. Por eso te agradezco la oportunidad que me brindas cuando nos encontramos, la oportunidad de conocerme y de crecer, de vivir limitadamente, y de pensarme en la prohibición de nuestros deseos. Gracias por estar allí como me permito y te dejo que estés allí.

Te quiero sutil generadora de sueños imposibles, te admiro por la fuerza que tienes, y te respeto por lo que has logrado. Tu, tus verdes ojos, tus carnoso labios rosados, y tu sonrisa seductora han cautivado la atención de este solitario leopardo que se fija en las enredadas rutas de los comportamientos humanos. (Finguerling, 2013) 

Saludo a la melatonina extrañada



Hola hermosa, hola hermosa rosa que en estos momentos florece en los campos de otra tierra. Te saludo desde la distancia arraiga que en los últimos y relativamente esteros segundos extendidos que hemos construido para nuestro mutuo bienestar.

He decidido elaborar esta corta comunicación para manifestarle al mundo, pero sobre todo a ti lo que siento. Puede que ya la desazón que me dejo tu partida se haya sanado, puede que el dolor inarticulado que se genero por la fractura profunda de las razones que me diste para terminar nuestro contrato social, se encuentre sanado, como puede que en el fondo no sea así; eso en este momento de la existencia del mundo que nos rodea, tal vez no importe. El punto crucial es la manifestación de lo que ahora quiero revelar.

El extrañar se complejizo en el transcurrir del tiempo, se convirtió en momentos ínfimos de anhelación o de desprecio. Se integro parcialmente en las justificaciones fantasiosas de lo que en mi mente se construía gracias a tu ausencia, volviéndose en la herramienta, en el bastón que me ha servido para seguir caminando en mi mundo lleno de agujeros propiciados por tu interna presencia, que es sutilmente, tu externa ausencia.

Si, te extraño, te extraño como lo hacen los incautos caminantes erráticamente perdidos en el desierto en busca de un oasis lleno del liquido vital. Te extraño porque me encargue de creer, tal vez en vano, que tu estarías allí a mi lado por el resto de mi esencia vital dentro de este imperfecto pero hermoso mundo.

Puede que pienses que lo que extraño de ti es tu aroma, tu atrayente cabellera, tus seductoras expresiones, o quizá, tu eróticamente configurado cuerpo. No, eso no es lo que más extraño de ti. Lo que en mi presente extraño de tu ser, es la aceptación y sobre todo comprensión de mis dolores mas profundos; la inocente boga y cobijo de todo eso que te permití conocer de mi. Extraño, las caricias en los momentos que me mirabas cuando las lagrimas que corrían por mi rostro, me brindabas; extraño la confusa compañía que le dabas a ese corazón que me impulsa todos los días. Es así, es eso lo que me ha hecho falta desde el momento en el que decidiste irte en búsqueda de aquello que te pedía tu cuerpo y tu históricamente significativa esencia.

Ya no estas a mi lado, ya no te alimentas del abono que te puedo dar yo, como ya no te hidratas con los fluidos que desde lo que soy, te puedo brindar, te supliste en nuestro tiempo. Eso esta bien para lo que yo te prometí, y lo que en todo momento te cumplí.
Como te lo dije mas de una decena de veces: “yo no voy a se una tara para tu desarrollo”. No lo voy a ser, como espero nuca haberlo sido, un ancla en lo que tu has querido ser. Pero, en estos momentos intento conservarte a mi, y si quiero ser sincero, lo he hecho; te aferro a ese hermoso recuerdo de todo lo que imperfectamente vivimos juntos.

La razón de este defectivo comunicado es decirte, que no volveré a entregarle mis dolores y mi pasado mas profundo a aquellos sujetos como lo eres tu, eso que hace completamente parte de mi; eso que creía que seria un pilar dentro de una relación. Comprendí que lo mío es tan solo mío, y de absolutamente o afortunadamente, de nadie mas. Con todo el amor de la existencia gracias, muchas gracias por enseñarme que la fuerza y el coraje se debe encontrar en el amor, en ese amor que muy sabiamente en sus caminares filosóficos dijo un pensador del pasado cuando manifestó que: “tener a alguien que te ame profundamente te da fuerza, pero amar alguien profundamente te da coraje.”

Puede que te estés preguntando el porque de la melatonina extrañada, puede que tus vivencias actuales te permitan alejarte de eso, como puede que ni siquiera hayas comprendido lo que significó tu paso en mi vida. La melatonina en la que te convertiste y luego diluiste, era eso que en el pasado y en nuestro presente ya pasado, eso que desvanecientemente eres. Porque como el sol alimenta la producción de esa sustancia química que es fundamental en la vida de las plantas,  tu lo fuiste por lo que en ese en nuestro tiempo, para mi; tu fuiste mi errática pero hermosamente brindadora de vida.
En mi tiempo actual, y muy seguramente, en mi tiempo futuro, digiero y disfrutaré este amor, este amor que se muestra en mi conocimiento de lo que he vivido, no solo contigo, sino mas bien, en toda mi vida; por eso, me amo profundamente así como también se que amo  al mundo profundamente. (Finguerling, 2013)

miércoles, 18 de septiembre de 2013

La noche de los arroyos arremolinados




Un par de días después de haber sido liberado del enclaustrante encierro que me tenia ese sitio oscuro y medicamente insano, tuve la oportunidad de salir; me di el permiso de caminar fuera de esa cotidianidad infortuita en la que me incursioné como producto de mi anterior deceso. Proseguí sin rumbo alguno y sin ninguna intensión evidente. Las calles parecían extrañas, pero en el fondo sabia que antes las había recorrido con o sin esperanza.
Un par de pasos y de intrincadas calles bañadas por el desasosiego del clima, frené por el llamado del destino. Metí la mano en mi bolsillo y tomé el teléfono que allí se encontraba. Observé en un mensaje las lineas de una doncella que se manifestaba después de haberse enterado que me encontraba cercano a ella. Leí su amable intención de encontrarnos para compartir un tiempo y un lugar; nada especial tengo que admitir, era tan sólo una excusa mas para seguir transitando. Así mismo, como lo fue el comunicado que recibí, accedí a nuestro encuentro.
Regresé a mi morada repetidamente pasajera, me quité los despojos de la inanición y me incursioné en la búsqueda del lugar de nuestro encuentro. El camino se cerraba frente al carruaje que había tomado, todo me decía, incluso el cochero que guía los caballos que nos transportaban, que no prosiguiera. Pero mi ímpetu y mi característica terquedad nos convenció a todos para que siguiéramos adelante. Por lo que le indique seguir, no importaba nada mas, todo lo que quería era volver a sentir el extaciante aroma de una musa efímera o constante; era como si dentro de mi se hubiera gestado la posibilidad de una nueva posibilidad con la cual abatir mis alas regeneradas y mejoradas, era casi como si me hubieran contratado para un nuevo trabajo.
Paso un corto tiempo antes de encontrarme frente a una barrera móvil, imponente y aparentemente intransitable, dudamos en continuar, nos lo preguntamos el cochero y yo, pensé en decirle que desistiera de alcanzar nuestro destino. Pero las punzadas que en mi piel retumbaban me animaron a continuar, por lo que a regañadientes pude lograr mi destino.
Una vez mas próximo a ella, pero igualmente lejano a nuestro encuentro, se atrevió a salir, indicó el destino de mi carruaje y al bajarme me recibió con una sonrisa y un sedoso abrazo. Ingresamos en el sitio, estaba casi desolado, con una luz rojiza tenue y el ruido del exterior que armonizaba el ambiente. Ella estaba particularmente atractiva, se encontraba vestida con una vaporosa camisa que le descubría sus sutilmente alargados brazos y tenia un corto retazo de tela que permitía al publico, incluyéndome a mi, deleitar la exuberancias de sus contorneadas piernas; su pelo se dejaba caer con naturalidad, la forma de su rostro se manifestaba con mas alegría y espontaneidad que nunca; yo sabia que se sentía en su territorio.
Sus ojos, oh! que ojos, ese par de precisos cristales de calvaban sin intención dentro de mi y me hacían sentir la gloria fantasea del ladrón que por sus medios le había arrebatado el tesoro mas preciado a las arenas de un desierto hostil, desconocido y completamente impensable; pero ella no se conformaba con eso. Exponía ante mi un par de pómulos rozagantes no solo por el color del maquillaje que llevaba puesto. Además de eso, y para dejar de alagar su contextura física, tenia un par de labios sutilmente bañados por un rosa profundo que magnetizaba mi mirada. No pensé encontrarla tan atractiva y tranquilamente seductora. 
Nos quedamos hablando por unas varias decenas de minutos, ella, yo; y ojala que estuviéramos tan solo los dos, pero estábamos con una amiga suya. No me molesto la presencia de alguien mas, mas bien complementó el momento. Así pasamos mucho tiempo hasta que después de cambiar de sitio, nos decidimos los tres a buscar un nuevo lugar en el cual continuar la noche. 
Pasamos a nuevas sillas, con otro ambiente, seguimos compartiendo, me sentía ligeramente incomodo y fuertemente seguro; sabia que era una noche en la que haría todo para ocuparme de pasarla bien. Así fue, la pase fenomenalmente, seguramente nadie podrá imaginar la gloria que logré percibir con todos mis sentidos.
Antes de partir, ese clima que antes había dificultado mi encuentro, fue el mismo que sin saber, propició que mi danza o mejor dicho, nuestra danza, se prolongara lo suficiente para que seguramente en la cabeza deseosa de oportunidades y fantasiosa de situaciones no presentes, nos planteara la idea a los dos de una posibilidad de acompañamiento, tal vez inicialmente erótico, o posiblemente, fuertemente afectivo. Eso no me afana y mucho menos es mi objetivo.
Así como llego esta experiencia, termino, pero no lo hizo sin antes descifrarme una nueva posibilidad de encuentro. Quedamos en vernos después de ver caer el sol de un nuevo día. Puede que eso ocurra como puede que no, no importa, no me importa; tan solo me siento momentáneamente completo por lo hoy vivido. (Finguerling, 2013) 

sábado, 18 de mayo de 2013

No dentro de mi como no afuera de ti



Una vez pasado el pasado, vivido lo vivido y dejado lo indejable, me encontraba acariciando la aspereza de las sabanas blancas que en tu ausencia compartimos. Estaba allí recostado pensando en lo que tenia que hacer para lograr crear ese artefacto que la vida me pedía, en lo que iba a idear para que el cielo que te rodeaba estuviera principalmente libre del grisáceo color que en mi se ha gestado, y que sin darme cuenta por mi boca ha brotado. No se me ocurría nada, dibujaba, calculaba, pensaba, leía y anotaba; todo esto en vano porque nada de eso realmente funcionaba, y no lo hacia gracias a la ansiedad que mi esencia abrumaba.

Tomé la sabia e imprudente decisión de apagar las luces, cerrar mis ojos y dejarle la tarea a Morfeo, tarea de iluminarme con su incongruente creatividad y maquillada sabiduría. Traté de soñar, pero al no lograrlo alce mi espalda, me erguí sobre mi lecho y galopé por los pasillos de mi hogar, eran interminables, inagotables, eran como un laberinto que se transformaba detrás de cada paso que daba. Estaba confundido, ya no sentía que esa ubicación transitoria fuera mi refugio, se convirtió en un lugar lleno de misterios, misterios que no podía contemplar, tan solo temer, y por lo mismo huir.

Estaba tan agitado que había perdido de vista la razón por la cual tome la opción de actuar, pero al sentir ya agotado el poder energético que había adquirido mientras me encontraba acostado, caí de rodillas sobre el asfalto, haciéndome desagradablemente contemplar como si de repente un súbito choque electroquímico me hubiera quitado el comando de mis acciones.  Estaba allí, fuera de ti como no estaba dentro de mi, no era un lugar conocido, no era mi morada ni tampoco tu mirada, estaba perdido en la nube gris que se había construido. Estaba arrodillado, postrado en las fauces de la intoxicantemente espesa niebla de nuestro informe producto.

Comenzó a llover, era una lluvia que caía gota a gota sobre mi cabeza, espalda y brazos. Tenia los ojos cerrados, no quería abrirlos, sentía que si los abría serian cercenados de mi entidad; por eso los dejé así, se mantuvieron cerrados ante lo que estaba pasando, tan solo sentía con mi receptores auditivos y mis traductores táctiles. No sonaba desagradable, no se sentía frio, no quemaba ni congelaba, tan solo se escuchaba y se palpaba.
De pronto la parte inferior de mis piernas dejó de sentir el soporte que tenia, se abrió una brecha que tan solo rodeaba la distancia en la que mis extremidades se expandían. Comencé a caer ferozmente, trataba de aferrarme a todo lo que entre mis dedos se colaba, no agarraba nada firme, nada solido ni preciso. Mis manos se rasgaban con cada intento de sostenerme de aquello que sin ver, se aparecía. De repente mi velocidad de colisión se redujo significativamente, todo mi cuerpo se sentía inmerso en una gelatina gaseosa que tenia un aroma a flores recién cortadas, era una sensación tan agradable que una vez tocado fondo, sentí como si un relámpago de corriente eléctrica de incongruente amor, me hubiera sacudido todo el cuerpo.

Recordé que caía, pensé que ya había caído, pero sin entender plenamente lo que me estaba sucediendo, y sin saber concretamente donde me encontraba abrí mis ojos y enfoqué los colores que mi alrededor se encontraban. Me puse de pie, no sentía el cansancio que me postro anteriormente, miré mis manos y las cortadas que antes tenia se habían transformado en marcas rellenas de tina negra, tenían formas extrañas, no decían nada mas que las lenguas del caos que había presenciado en mi caída.  Una vez re configurado mi sistema interno y externo, comencé a caminar nuevamente, pero esta vez ya no tenia los ropajes con los que había comenzado mi singular aventura, estaba completamente desnudo.

Seguí caminando, y sin saber todavía donde me encontraba apareció una voz que me dijo “Deja de luchar, deja de avanzar por ese camino, que no te va a llevar a ningún lado. No lo va ha hacer porque tampoco estas en ningún lado” No supe como contestarle a esa voz, tampoco le hice caso, pero en ese momento dentro de mi pecho se gestó una respuesta tan agresiva como complaciente. “Yo soy así me guste o no, un guerrero, un luchador incansable, un samurái que blande su espada hasta el momento que aquella ha de caer sobre la nieve porque mi corazón ha dejado de latir. No soy desconocedor de lo que me esta diciendo, so entiendo y se que es la mas sabia decisión, pero no soy un ser que se gobierna por lo que sabe, so un ser que para mal como para bien, se gobierna por lo que siente” .  “Ese es su problema, no el mío ni el de los demás, tan solo le digo que si ha de luchar, luche por que ha pensado que puede ganar, no por lo que siente que quiere lograr”. Una vez dicho esto, la voz no se manifestó mas, aún cuando le grité a los 23 vientos que me manifestara su procedencia e intención.  A pesar de su ausencia, sus palabras no cayeron en saco roto, me detuve, recogí mis piernas en esa posición que yacía en mi recuerdo etéreo igualmente inexistente, y comencé a meditar.

Serré mis ojos una vez mas, pero en esta ocasión no era para evitar que me los arrebataran. Los cerré porque quería implementar las enseñanzas que he expresado y proclamado con tan fuerte fervencia. Una vez dentro de mi  mundo nos pude ver, nos pude sentir juntos en una ocasión mas.

Estábamos tirados en posiciones que no nos permitían mirarnos a los ojos, estábamos en silencio mirando a direcciones distintas, tu para un lado y yo para el otro. Nos encantábamos en un silencio que parecía perpetuo. Manifestaste la sorpresa que sentiste al verme, sonreí y te pregunte si me podía quedar, aceptaste pero con tu respuesta tampoco me recibiste, aún así yo ingrese en tu recinto.

Pasó un millar de las caídas de las precisas gotas de ese químico que designa en el leguaje cotidiano como el pasar de los segundos, y no decíamos nada, ni tu ni yo manifestábamos nada de lo que estábamos sintiendo. De un momento a otro comenzaste a balbucear un chorro de aspectos que se veían tan reales, como las mascaras que en ellos se mostraban para ocultar tu sentir. Los dejé pasar, los acepte, los comente contigo. Luego, cansado de esa falacia explicita, te dije que tenia que partir. Bajamos juntos, nos abrazamos y pueda que tu como no pude yo, sentiste que nuestros cuerpos se complementaban.

 Es posible que esto que acabo de describir sea completamente falso porque puede que tu existencias presente tampoco haya querido, pensado, o siquiera sentido, el deseo de manifestar esa complementariasria e integración a la que me refiero; yo tenia la completa disposición de mostrarte eso que te atrae tanto, ese placer narcisistico de sentirte en el otro, como logre hacerte sentir tiempo atrás.

No lo soporte mas, y a pesar delo que aprendí para lograr que mi objetivo se realizara, te manifesté resignadamente. “El inconveniente de nuestro presente es que la solución a esto que ha ocurrido previamente este dentro de mi o afuera de ti, es que la solución no esta afuera de mi como no lo está dentro de ti. La respuesta armoniosa para lo que le hemos destinado a la vida, esta tan afuera como adentro de mi, al igual que lo puede llegar a estar, y lo pongo, te lo pongo como posibilidad, porque tampoco puede estar tan afuera, como tan adentro de ti. Esa solución está, sea la que sea, tan adentro como tan afuera de los dos, estemos juntos o no.” (Finguerling, 2013) 

lunes, 6 de mayo de 2013

Agradecimiento de despedida del primer cuarto de siglo vivido




Hace ya mucho tiempo que no he escrito nada en este sitio, siento que ya es hora de retomar esa buena costumbre que dejé a un lado por vivir en el afán cotidiano del mundo que me compone. La mejor forma de recapitular y retomar este espacio como uno de los refugios para mi sentir, es entregando algo que se encuentra publicado en un lugar mas privado. Puede que algunos de ustedes lo vean y lo reconozcan, pero, seguramente para la mayoría de los navegadores de este océano de conocimiento, para todos aquellos incautos que se toparon con este sitio por accidente y para los otros pocos que están pendientes de como simbolizo mis experiencias, sea algo Nuevo.

Acá va:

Decir que no tengo palabras para agradecer a todos y cada uno de ustedes, seria caer en un cliché común que la sociedad ha adaptado. Por esa razón les escribo haciendo uso de algunas palabras que tengo en mi repertorio, tratando de articularlas de la mejor forma posible para agradecerles por ser y estar presentes en mi vida como seres, como recuerdos, como anhelos y como maestros.
Me veo en el grandioso deber de decirles a todos ustedes, a aquellos que me escribieron, me llamaron, me buscaron, me abrazaron, me besaron y me felicitaron. Así como también a aquellos que desde su silencio se tomaron el tiempo de leerme, gracias. Gracias por contribuir, cada uno a su manera, en la formación de mi ser; gracias por haber hecho, y estar siendo, parte de mi vida en este primer cuarto de siglo que el día de hoy acaba de terminar. Gracias por compartir a mi lado, sus alegrías, sus tristezas, sus dolores, sus penas, sus angustias, sus caricias, abrazos y besos. Gracias a todos y cada uno, por estar allí a mi lado y enseñarme gota a gota lo que implica desde su experiencia sentir, aprender, dudar, pensar, filosofar, soñar, crear, creer y crecer. Ustedes amigos míos, integrantes de lo que yo llamo mi familia elegida, acá también te encuentras tu hermana mía. Ustedes que han tolerado mis arrebatos, tristezas, confusiones, locuras, alegrías, logros y progresos, gracias.
Quiero aquí también mencionar y agradecer a aquellos que no hacen parte de este medio de conexión social. Primero a mi familia, mis padres, primos, y tíos, ellos que saben que el vinculo que nos une comienza por un lazo sanguíneo, pero que saben sin necesidad de decírselo, que ese vinculo que nos conecta va mucho mas allá. Segundo, a mis profesores, ellos que con sus palabras lograron atraparme y enamorarme de la vida del psicólogo; ya que fue gracias a ellos, a la pasión con la que me enseñaron, me preguntaron, corrigieron y aconsejaron, que es que me enamoré de esta formidable profesión. Tercero, a mi analista, a el que es este individuo particular e impredecible, que me ha mostrado muchas, que no son tantas, de las partes que yo desconocía de mi mismo; él que con su rigurosidad en su quehacer cotidiano, me ha mostrado sensiblemente la importancia de conocerme cada día mas. Cuarto, a mis jóvenes conflictivos, estudiantes y pacientes, porque son ellos quienes sin darse cuenta, están contribuyendo en el tallar y esculpir de mi futuro profesional.
En este punto, quiero nombrar a quienes por designio de la vida se han tenido que marchar de este plano terrenal. Ellos, ese trio de sujetos que con muchas, por no decir todas sus acciones, hoy en día me hacen pensar, sentir, y por que no decirlo, anhelar su presencia acá tanto conmigo como los que también los extrañan. Aunque pueda que al decir que están presentes en el firmamento, me esté equivocando, quiero darle las gracias por llevarlos en las anécdotas que se encuentran como películas almacenadas en mis recuerdos. Seguramente desde donde se encuentren estarán gozando del alboroto que los que aquí hemos creado en conmemoración de este día.
Ahora no puedo dejar de agradecer a los amores sentimentales de mi vida. Esas mujeres que por despertar en mi los mas increíbles sueños idílicos, por alimentar de manera voluntaria o no, mis mas intensas fantasías, por permitirme crear mis mas bellas obras de arte imperfecto, por establecerse en mi como las inspiradoras y motores de mi vida; pero sobre todo, por permitirme disfrutar de cada una de las aceleradas de mi corazón, cuando me encontré a su lado, cuando en mi cama se encontraban, cuando acongojaban mis lagrimas, cuando desplegaban su belleza infinita con su espontaneidad incontenible, cuando sentía sus exuberantes aromas, y cuando me daban el placer de verlas sonreír plenamente, así no se lo imaginaran, y puede que no se lo imaginen. Gracias.
Para terminar, porque puede que estén un poco cansados de tantos halagos, Sencillamente GRACIAS A TODOS. (Fingerling, 2013)