Hace ya mucho tiempo que no
he escrito nada en este sitio, siento que ya es hora de retomar esa buena
costumbre que dejé a un lado por vivir en el afán cotidiano del mundo que me
compone. La mejor forma de recapitular y retomar este espacio como uno de los
refugios para mi sentir, es entregando algo que se encuentra publicado en un
lugar mas privado. Puede que algunos de ustedes lo vean y lo reconozcan, pero,
seguramente para la mayoría de los navegadores de este océano de conocimiento,
para todos aquellos incautos que se toparon con este sitio por accidente y para
los otros pocos que están pendientes de como simbolizo mis experiencias, sea
algo Nuevo.
Acá va:
Decir que no tengo palabras
para agradecer a todos y cada uno de ustedes, seria caer en un cliché común que
la sociedad ha adaptado. Por esa razón les escribo haciendo uso de algunas
palabras que tengo en mi repertorio, tratando de articularlas de la mejor forma
posible para agradecerles por ser y estar presentes en mi vida como seres, como
recuerdos, como anhelos y como maestros.
Me veo en el grandioso deber
de decirles a todos ustedes, a aquellos que me escribieron, me llamaron, me
buscaron, me abrazaron, me besaron y me felicitaron. Así como también a
aquellos que desde su silencio se tomaron el tiempo de leerme, gracias. Gracias
por contribuir, cada uno a su manera, en la formación de mi ser; gracias por
haber hecho, y estar siendo, parte de mi vida en este primer cuarto de siglo
que el día de hoy acaba de terminar. Gracias por compartir a mi lado, sus
alegrías, sus tristezas, sus dolores, sus penas, sus angustias, sus caricias,
abrazos y besos. Gracias a todos y cada uno, por estar allí a mi lado y
enseñarme gota a gota lo que implica desde su experiencia sentir, aprender,
dudar, pensar, filosofar, soñar, crear, creer y crecer. Ustedes amigos míos,
integrantes de lo que yo llamo mi familia elegida, acá también te encuentras tu
hermana mía. Ustedes que han tolerado mis arrebatos, tristezas, confusiones,
locuras, alegrías, logros y progresos, gracias.
Quiero aquí también mencionar
y agradecer a aquellos que no hacen parte de este medio de conexión social.
Primero a mi familia, mis padres, primos, y tíos, ellos que saben que el
vinculo que nos une comienza por un lazo sanguíneo, pero que saben sin
necesidad de decírselo, que ese vinculo que nos conecta va mucho mas allá.
Segundo, a mis profesores, ellos que con sus palabras lograron atraparme y
enamorarme de la vida del psicólogo; ya que fue gracias a ellos, a la pasión
con la que me enseñaron, me preguntaron, corrigieron y aconsejaron, que es que
me enamoré de esta formidable profesión. Tercero, a mi analista, a el que es
este individuo particular e impredecible, que me ha mostrado muchas, que no son
tantas, de las partes que yo desconocía de mi mismo; él que con su rigurosidad
en su quehacer cotidiano, me ha mostrado sensiblemente la importancia de
conocerme cada día mas. Cuarto, a mis jóvenes conflictivos, estudiantes y
pacientes, porque son ellos quienes sin darse cuenta, están contribuyendo en el
tallar y esculpir de mi futuro profesional.
En este punto, quiero nombrar
a quienes por designio de la vida se han tenido que marchar de este plano
terrenal. Ellos, ese trio de sujetos que con muchas, por no decir todas sus
acciones, hoy en día me hacen pensar, sentir, y por que no decirlo, anhelar su
presencia acá tanto conmigo como los que también los extrañan. Aunque pueda que
al decir que están presentes en el firmamento, me esté equivocando, quiero
darle las gracias por llevarlos en las anécdotas que se encuentran como
películas almacenadas en mis recuerdos. Seguramente desde donde se encuentren
estarán gozando del alboroto que los que aquí hemos creado en conmemoración de
este día.
Ahora no puedo dejar de
agradecer a los amores sentimentales de mi vida. Esas mujeres que por despertar
en mi los mas increíbles sueños idílicos, por alimentar de manera voluntaria o
no, mis mas intensas fantasías, por permitirme crear mis mas bellas obras de
arte imperfecto, por establecerse en mi como las inspiradoras y motores de mi
vida; pero sobre todo, por permitirme disfrutar de cada una de las aceleradas
de mi corazón, cuando me encontré a su lado, cuando en mi cama se encontraban,
cuando acongojaban mis lagrimas, cuando desplegaban su belleza infinita con su
espontaneidad incontenible, cuando sentía sus exuberantes aromas, y cuando me
daban el placer de verlas sonreír plenamente, así no se lo imaginaran, y puede
que no se lo imaginen. Gracias.
Para terminar, porque puede que estén un poco cansados de tantos
halagos, Sencillamente GRACIAS A TODOS. (Fingerling, 2013)
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