jueves, 23 de diciembre de 2010

I’m Not A Hero



Puede que llegue a sorprender a muchos lo que están a punto de leer, tal vez les guste y lo aplaudan, tal vez les moleste y se decepcionen; no puedo hacer nada al respecto. Esto es lo que en algunas ocasiones se le llama madurar, en otras tan solo es el camino que la vida suele tomar; pero en mi caso particular, lo he denominado, un nuevo despertar.

Es cierto, la vida nos muestra cada día que la importancia fundamental de nuestra existencia, radica en el sencillo acontecimiento de vivir, lo que implica, inevitablemente, sentir. Si, sentir alegría, dolor, tristeza, amor, desesperanza, rabia, sufrimiento; y todo eso que sin permiso de la razón hace nuestro corazón. Por eso, es que al tratar de ocultar estos sentimientos debajo de la protección que brinda una mascara inmaculada en fortaleza y anonimato, se logra en realidad una tranquilidad extraña y de cierta forma de bienestar; pero al mismo tiempo consigue constreñir a aquel órgano que funciona antes de ser, como a un neo nato sin creencias ni poder. Haciendo que en realidad, con cada respiro que nuestros pulmones han de inhalar, un sabor amargo se sienta en el fondo, mas allá de donde la mirada inquisidora de la conciencia puede llegar; porque con esto, lo que nuestra esencia obtiene, es un reafirmante para la caparazón que nos defiende de nuestro temores mas profundos. Escudo que nos trata de cuidar de aquello que previamente nos causo un profundo malestar, y por eso lo vemos en la actualidad como un incontenible mal.

De allí que, sin darse cuenta, se apodera del ser la capacidad insoluble de la satisfacción, facultad radicada en el pasado, en la conformidad de aquel cómodo estado. Lugar donde éramos sabios, poderoso, indestructibles, inclementes; saciados y satisfechos de cada posible necesidad; pero ¿en serio eso es a lo que estamos dispuestos a tolerar? Yo no, por lo menos este insipiente pedazo de cordura no se quiere enlistar en las filas del sacrificio inclemente del altruismo puro, y por eso se encuentra luchando en contra de lo que ha estado acostumbrado por mas de un par de décadas ya. Desafortunadamente, en este caso en particular, esa posición ha traído mucho beneficios, aciertos que han generado una capa de satisfacción tan grande, que es muy difícil dejar atrás; haciendo que sea cada vez mas complicado retirarse esa mascara que se convierte en la excusa perfecta para los actos extraordinarios de un humano no humano, y conseguir mostrar la vulnerabilidad de lo que en realidad significa la esencia de la humanidad, si, eso que nos cuesta tanto aceptar, ese pequeño aspecto que la mayoría consideran un defecto y una debilidad. Me refiero a la vulnerabilidad,  esa virtud que pos su inaceptable complejidad tiene que ser degrada a tal punto, que para ser tolerada se ve como un defecto tan grande, que supera y tapona la realidad.

De una u otra forma, cada uno, ha generado este escudo, una cierta protección en contra de los ataques cotidianos de la sociedad, de la vida, y de la falta de humanidad. Ya que fomenta tranquilidad, una pasividad etérea que por su calidad protectora desdibuja la hermosa complejidad del cotidiano y desnudo caminar. Pero la vulnerabilidad, es algo que en realidad nos permite saber que no podemos volar, que se nos es imposible respirar debajo del agua, que cada vez que debemos dejar de luchar, porque sino, en la tumba vamos a terminar; nos muestra, que es imperante contemplar; entender que para logra en este mundo encajar, tenemos que aceptar el limite de nuestras capacidades y sobre todo, la importancia de nuestro propio bienestar.

En la misma ruta, quiero resaltar que con cada acto de satisfacción se puede colar este liquido mezquino pero satisfactorio de superioridad; esencia del árbol de auto satisfacción, y al mismo tiempo degradación, y por esto es que se complejiza la lucha. Porque así cada uno de nosotros, se pueda contemplar en un camino que se muestra nuevo, libre, tranquilo, y con un futuro de mejoría y bienestar;  y por eso mismo es factible ser atrapado por una mascara que esa poción, ha logrado implantar. De allí que al tener la posibilidad de mirar las marcas in confundibles de ese antifaz, es que se hace posible determinar como, cuando, donde, pero sobre todo porque es que nos encargamos de lustrarlo, brillarlo, repararlo para que con su apacible canto logra tranquilizar nuestra angustia y ansiedad.

Es gracias a la complejidad de la comprensión que generar un constante análisis introspectivo que busca con cada intento encontrar la armonía y con eso la tranquilidad, que comienza a surgir el esclarecimiento de la realidad, sale a flote poco a poco la verdad del porque de las acciones heroicas y entregadas. Dicha situación se compone tanto de sabores amargos como dulces, debido a que lo que sale en realidad trae atado esa parte de nuestro mundo, que por intolerable ha sido olvidado; porque lo que en realidad nos muestra con su descubrimiento es que en nuestras vidas la importancia que tienen los acontecimientos de los demás, es una forma bellísima de distraer la atención necesaria que sobre nosotros mismos debe existir, haciendo que nuestras propias angustias sean tan transparentes que pareciera que en realidad no pudieran existir; situación que por su puesto es un error, porque están, existen y si no se atienden con rigor y disciplina, se convertirán en la forma mas tangible de desequilibrar cada una de nuestras sensaciones y por lo mismo de imposibilitarnos a dar lo mejor de nosotros día tras día.

De este modo es que con la vida que nace en cada amanecer, después de la muerte que implica cada anochecer, tenemos la tarea de re constituirnos en lo que en realidad somos, con nuestros defectos y nuestras virtudes, con nuestro miedos y nuestras fortalezas; tratando fervientemente de ser lo que somos, sin mascaras ni escudos, tan solo eso que en realidad nos constituye, eso, que es tanto lo que hemos como lo que somos en nuestro interior, porque la conjunción de estas dos cosas es lo que sin darnos cuenta nos define. Por esto es que termino diciendo que yo no soy un héroe, no lo puedo ser porque soy un ser humano tan complejo como sencillo, un hombre que es tan semejante a los demás, que está en la misma posibilidad de existir y extinguirse como cualquier otro; un humano mas si, pero por mas contradictorio que suene, diferente, especial, único, porque soy un guardián silencioso, un vigilante protector, el caballero oscuro. (Fingerling, 2010)

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