martes, 29 de diciembre de 2020

La hermosura del dolor


  ¿Que seria del dolor sin el amor? ?¿Que seria de la dicha sin la ausencia de la misma? ¿que seria de la pasión sin la frigidez?

Seria todo lo mismo, seria una cosa plana sin curvas y sin riesgos, seria como esa poca cosa. En una forma figurada, seria marea sin olas, o como estar en un desierto sin viento; seria como sentirse solo sin/con compañía. Seria como tener oscuridad sin luz. Eso seria. 

Todo lo que es, y es porque también tiene un contrario. Es por que también tiene la oportunidad de no ser. Es eso que esta aun cuando lo nos tenemos seguro de mantener. Es eso que procuramos todo el tiempo que se mangan mientras el estar temerosos por el si se desaparece. Es eso y solo eso, porque si deja de ser eso que es, nos vamos desaparecer en el mismo momento, y es eso; es el deseo y el miedo de desaparernos.

Pero que será de nosotros si nos vemos desparecidos? No lo sabremos porque ya estaremos desparecidos. Eso será lo que nos habrá pasado. Es que todo se reduce al  pasado. Nos hemos vuelto un pasado, un pasado de los aquellos que nos han dejado en ese lucido agujero negro al que nada se le escapa, ni siquiera la luz. Hemos sido parte de su pasado, y ese pasado ya parece luz ausente de si misma. Estamos destinados a perder toda nuestra luminosa esencia, tal y como lo hace la luz que se acerca al agujero negro del vacío psíquico, cada vez que nos acercamos a un ser que no nos permite brillar, aun cuando tengamos claro que el brillar depende de cada ser, y por lo mismo, no haremos algo distinto a fomentar el brillo de ese mismo ser al que nos hamos acercado. 

No puede haber amor sin dolor, no puede haber sensación de dicha antes de que se ausente la misma. No podría haber pasión sin deseo de obtenerla, es decir sin la imposibilidad de conseguirla. 

Entonces: ¿Qué somos sin la posibilidad de no ser? La respuesta es tan simple como lo es la ausencia de la respuesta. Cómo seremos una oportunidad de ser o de no ser, esa es la respuesta. Seremos la única posibilidad de existir. Esto pareciera a la respuesta de la curación de la subsistencia mamífera en si misma; siendo la especie dominante de planeta que ha cobrado como Tierra su territorio nato, somos tan solo una ínfima parte de ella. Somos aquellos que contra toda barrera y resistencia, logramos estar entre los privilegiados evolucionado para hacer que aquellos que nos procrearon, con placer o no, pudieran estar en paz con la responsabilidad que en nuestra especie se la maraca con la que se mueve el mundo. Pero la alucinación de nuestro propio poder nos ha segado hasta tal punto de creer que somos dueños de algo que se esta riendo por encima de nosotros. La Tierra, un planeta no es algo gobernable, tan solo es un terreno hermoso y fértil que ha subsidio sin el daño que nosotros mismos mismos le hemos causado, y a pesar de muchos, seguirá existiendo aun cuando hayamos desaparecido. 

Eso somos, esto es lo que somos y lo que seremos. Una completa dualidad, una completa ecuación simple: uno mas, menos uno. No hay calor sin frío, no hay ganancia sin perdida, no hay potencia sin acción. No hay la ausencia de lo mismo sin el calor de lo diferente. 

No hay uno sin dos. En resumidas cuentas, todos somos porque estamos con aquellos que nos hacen sentido, que nos dan sentido y que en sus palabras no hacen ser un sentido de aquello que somos. 

Por aquellos que nos dan un nombre, un sentido y un significado, somos lo que somos, aun cuando podamos estar en este pedazo de esencia terrenal, no somos nada si no tenemos algo o alguien que nos nombre como algo. Sin eso seremos fantasmas que solo existirán en la mente de aquellos que no se atreven a nombrarnos. Por eso y sin queja o deuda, somos el complemento de lo que tememos en nuestra mente y lo que esos otros tienen en su mente de aquello que consideran que somos nosotros. 

Seguramente eso no pasara hasta el momento que decidan nombrarnos, y si eso no pasa, nuestra buena labor quedara enclaustra en esas mente cobardes que no se dieron o no quisieron nombrarnos. 

Allí es donde el dolor nos recuerda que hemos existido. Ese sentimiento puro, limpio, pero juzgado por la sociedad; nos muestra que debemos seguir luchando por ser nombrados, por ser recordados y también olvidados. No hay olvido sin recuerdo previo. 

Por eso es que el amor no sobrevive, el amor no se puede mantener solo, solo se puede mantener en aquellos que lo mantienen, el amor existirá si los hablantes y los sintieses se permiten expresar con libertad y con intención, ese amor. Cuando eso deja de pasar, el amor muere; o puede que no muera, puede que se transforme. Se transformará en aquello que sigue siendo hablado o en lo que no se habla y se marca en el cuerpo. 

Hoy en día, el amor, así como el deseo, se encuentran mediados por la sociedad, por esta sociedad consumista que dictamina como se debe desear y como se debe amar. Pero esta en eso un error muy mundano. ese error esta en que se limita a una par de vectores, un par de simples  vectores, destinados a la largura o a la voluntad, y al vector complaciente de la ausencia de libertad. Pero se equivoca. 

Ya no hay vectores lo suficientemente largos o  suficientemente anchos, como para complacer los deseos de una cosa infinitamente mas amorfa. Ustedes pueden tener sus cuerpos preparados para todo lo que les dice ese destino marcado por el capital, peor les aseguro que la eternidad que no los va preparar par lo magnificente que implica el cuerpo emocional, no les va a alcanzar. Ese cuerpo que desea lo que ama, lo aspira, lo siente; no solo ve, puede que le duela, o lo quiera, o quizá lo pueda percibir con lo que sus manos escuchan y con lo que su olfato saboree, o de pronto con lo que su piel pueda ser capaz de escuchar. 

Hoy en dia, un hombre sin brazos fornidos, sin ambonmen marcado, sin perfumes lujosos que lo adornen estar destinado a deaparcer. Así como una mujer con estrías, con pelos relucientes, con nalgas llenas de celulitis o con senos dispares, estarían destinados a extinguirse. No estoy hablando de las tendencias económicas ni sociales del comercializamos sexual. Estoy hablando de una cosa mucho mas básica. Ese pequeño ser que se llama instinto y de ese otro neonato infante que se llama cuidado. 

¿porque sera que los cánones de belleza no nos han gobernado? Jajajajajajajjajaa. es porque el instinto es mas inteligente que la tan gobernante economía, es porque el instinto sobrevive por si mismo. Porque sobrevive a pesar de la sociedad y aun cuando parezca que ha de desaparecer, se va a levantar sutilmente dentro de cada uno de los seres humanos incautos que quieren y pretenden evitarlo. Pero mientras que la sociedad se encargue de tratar de desaparecerlo, ese pequeño ser, en comalia del segundo, van a seguir existiendo en contra de la corriente dolorosa del inmediatismo actual. Por eso son hermosos, porque tanto el cuidado como el dolor van a seguir manteniendo, siempre y cuando se mantengan juntos, la construcción vital del sentimiento puro, libre y simple. (Finguerling ....)


domingo, 11 de octubre de 2020

Confesiones de un ángel caído




Se ha escuchando muchas veces que los ángeles son seres inmutables y pacientes que tienen dentro de ellos la capacidad de ser ausentes de los deseos y las emociones humanas, pero alguna vez se le ha preguntado a algún ángel desterrado, si mantiene esa capacidad ni virtuosa de ser aséptico a las emociones?

Con esa pregunta me llego al despacho joven sujeto. Se encontraba pasivamente angustiado por la novedad de encontrase allí conmigo. Él estaba bien vestido, aromático, como seguramente acostumbraba para sus asuntos importantes. Yo le di la indicación de que siguiera y reposara en su presencia en un modesto asiento que teniadestinado frente a una pequeña mesa de centro que había heredado de unos enamorados europeos que tuve el placer de conocer años atrás. Luego me dispuse a sentarme en una como poltrona que tenia, un asiento roido por la edad y por desmanes de las mascotas que alguna vez pasaron por esta ovación. 

Una vez estábamos los dos dispuestos para la conversaron me dijo: -Señor, usted se ha sentido preso de su propia incertidumbre?-. Yo sin tener muy claro el motivo de la pregunta decidí responde a tan particular pregunta con un roce de mi rostro y una expresión curiosa: -Posiblemente si, pero no estoy seguro a lo que se refiere usted-. Él espero un poco, tenia su mano derecha empuñada en el brazo de la silla en la que se encontraba, era par mi difícil no notar ese acto particular. 

Después de tratar de acomodar su cabellera y de mirar su muñeca izquierda en la que se acomodaba sutilmente un cronometro lujoso, me dijo: - Un ángel caído no solo ha perdido sus alas, también ha encontrado un diamante desterrado de los dioses, una joya preciosa que ni ellos e alcanzan a imaginar. Esos dioses aparentemente magníficos no tienen idea alguna del valor de lo que han dejado de sentir.-

En ese particularmente, sin pensarlo ni quererlo, pude sentir como mis dos órganos lares se revistieron del liquido que los lubrica y me permite ver con atino. Me sorprendió el darme cuenta de tan peculiar comportamiento involuntario de mi cuerpo, por lo mismo, me dispuse a ofrecerle a mi estético compañero un trago del néctar mas costoso que tenia a mi disposición. No escatimé en la propuesta, no sabia la razón por la que mis glándulas gustativas se encontraban deseosas de eses tan particular y fuer compuesto hetilico. Él acepto sin mucho titubear, pero tampoco, sin dejar de apretar el noble pedazo de madera bañado en brillo que se encontraba debajo de su mano derecha. 

Una vez me encontraba nuevamente en mi lugar de escucha, ese impertinente sujeto comenzó a hablar: -Claro, usted debe ser un simple mortal, no podía espera nada mas de usted.- 

En ese momento no sabia si sentirme ofendido o apagado, no tenía claro como entender esa manifestación que provenía de este sujeto. Poco despues le pregunte al o que se refería, y me dispuse a tocar con mis labios y boca un pequeño sorbo de ese néctar que, aunque me doliera un poco compartir con aquel sujeto, se sentía como una gota de goce.

Sin respuesta alguna me dijo que tenia que continuar con esa historia, aquella narración que tn solo sentia como un caso valdio proviene de un sujeto confunddo que había acudido a mi por la complejidad de su angustia interna. Que ecuiboado me encontraba yo en ese momento. 

Sin esperar mucho me disparó una pregunta certera:-¿usted alguna vez ha tenido alas?-.

Que pregunta tan fanteosa y tan irrelevante. Para los dos aparentemente, era fácil de responder. Ni él ni yo ,hemos tenido alas. Qué equivocado, puede así que sea, me encontraba. 

Este sujeto que se propuso a llamar Lilith me dijo que si había tenido alas alguna vez en su pasado. 

Lo tomé como un desatado mental y me dispuse a despacharlo de mi morada labora. Antes de mis movimiento me pidió que lo escuadra. Me dijo que lo que me tenía que compartir era  tan valioso como lo puede ser una fortuna heredada de un disco que nunca ha sentido la preciosa ganancia de obtener los privilegios por medio de su esfuerzo y su tiempo. 

Eso me llevo a pensar que tenia que atesorar la inversión cronometrada y lujosa que había hecho. No me olvidaba del costo emocional que me implicó el licor que sin pensar le compra. 

Así sin mas me dijo: - He caído, me han rechazado por vez primera en el cielo de los dioses. He caído pero no me han enseñado a caer, no me han dicho lo que tengo que hacer, ni para estar allá donde están ellos, ni para estar entre los que no son como ellos.-.

Que contradicción tan grande puede ser lo que me esta manifestado. No ser, o tratar de ser sin ser. Que difícil puede que sea el sentir de una desolación terrenal y emocional, no se cual acarrea mas dificultad. 

Ya cautivo por su relato me dispuse a tomar un sorbo largo de ese elixir que me siempre me ha ayudado a remover cada uno de los casos complejos que me han rosado. Supe que no se traba de cualquier cosa. Entendí a trancas y a mochas que ese sujeto había buscado la manera de recuperar su alas, y aun así, no había encontrado. Puede que en su búsqueda no las pueda encontrar jamas. Pero eso, no me correspondía hacer por él, ni por nadie. 

Tuve el ingenuo atrevimiento de preguntarle:- ¿Qué fue lo que pasó?- Ah magnifico error. 

Sin mucho movimiento alzó su cabeza y con una tímida sonrisa me miro y me dijo que lo que le había pasado no era nada nuevo para los sujetos que se encontraban en esta sociedad y que estaba destinados a aceptar las incongruencias de sus actos. (Finguerling. 20??)

¡Has Muerto!








Si, he muerto un sin numero de veces, no te puedes imaginar cuantas, tu me has matado mas de las que tu crees, pero estoy muero como aun estoy vivo. Me mataras un par de veces más. Me mataste una vez mas. Me gustaría que me mataras hasta el momento que no tuviese más vidas a las que pudieras matar.

Puede que no esa este nuestro final, pero por eso mismo te sigo escribiendo, por eso mismo puede que me sigas leyendo. Así no lo sea, tengo claro que entre tu y yo se labra un lazo conductor mas fuerte que lo que pueden ser los cordones umbilicales que mantienen la vida de un feto mientras su madre lo alimenta sin saber. Por eso mismo, es que entre los dos se encuentra una sustancia tan entera que ni siquiera las palabras o los restos diurnos pueden intentar de soñar, y por ende significar.

Yo mori para todo lo que tu has significado como tu pareja de amor; tu me mataste en tus entrañas, en tus efímeros decesos de un placer viril. Me mataste por esa rabia encarnada en los celos que el cántico del grotesco fango, que se alimentaba con cada una de las manifestaciones que sin aceptar, ni yo de entender, tu tenias con él.

Eso fue lo nos separó, y lo que nos tiene apartados. Tu vida no resuelta al lado del traidor   “confundido”; del traidor que no se es permitido ser nombrado, fue lo que lo que sin cuartel nos separó. Pero sabemos que él sin nombre explícito, pero que enmarca el sustantivo de crimen, generó  como lo podrá ser para su vida, el nombre del castigo.

Un a vez acepatada la culpa, el remordimiento, y la gloria de tener a un Dios a tu lado, entendiste como es el sentir que ese Dios no es tan prefecto como tu te lo imaginabas; es saber y saborear amargamente lo que implica deshumanizara la esencia del ser que no se an encargado de sentir como el máximo, de lograr querer que con cada una de esas palabras, que con cada una de esas palabras que me has dicho, me has mostrado la humanidad integra de su esencia, me ha manifestado la hermosura tortuosa de su ser. Me ha comprobado que con el aroma del engaño se esconde el aromático sentimiento olfatorio del dolor, se puede experimentar.

Pero que cuantos de nosotros podemos sorprender la maravilla de eso? Por cuanta hipocreisas tendremos que pasar para lograr entender como es que siente ser humano? Por cual numero de circunstancias, fugaces es que cada uno de los ángeles que henos decidido aventuramos en este corrupto mundo tendremos que adolecer  para sentir que que no hace falta el cielo para sentir el amor… No lo se, nunca lo he sabido, ni siguiera me lo puedo imaginar.

O que si le puedo decir a este hermoso e inpefecot muno es que, nada es lo que aparantesa ser, nucna se confiesn de la marabvilla, n o se fien y no crean de las sonrizas, no acepenten los regalos sin sentido, no se vuelvan, no se desenmascaern con una mirada, no pierdan su esnecia por la hermosura delas curvas aromaricas de una mujer. Y sobre todo unnca dejen de forjarse en su cuerpo y su esencia por la esperanza que se gesta en el conocimiento de un ser que promente no con palabras dsino con actos, eso que ustedes anhelan lograr ser. Nunca se permitani, como tampo te permitas, dejar de viuvir, como se que on lo has hecho, tu yg su vida… No dejens, y no dejes de tocxar ese órgano que con cada una de sus tonalidades logra manifestar articualdfamente, la maravilla del sentioento de aquel que lo loca.  (fnguerling, 2013)  

Entre la presa y el carcelro




"¿Sabes si yo estoy enamorado de ti, y tu estas enamorada de mi? o ¿sencillamente es la puta mierda que nos lleva a sentir, el hecho de estar encerrados en ese lugar?

Con esa viceral pregunta abrí la definitiva conversación que tuve con aquella presa que se había encargado de hacer de mi un pobre carcelero preso de sus frustraciones. Pero para llegar a ese punto tuvo que pasar un cumulo de situaciones que no han sido vaciles de procesar.



y todo termino con su respuesta manifestada en la ausencia de sus palabras. Con ese silencio que me quería decir: "estuve enamorada de ti, y quizá tu sigas enamorado de mi, pero lo nuestro no va a poder ser; y no lo hará porque yo ya me he ido de esta prisión. De esta nuestra prisión que construimos con las fantasías que alimentaron nuestra pasión. Esta prisión en la que ahora tan solo tu vives." (Finguerling, 2018)








La vision distorcionada


Una hermosa noche fatídica, en la que se inmortalizaba la partida de la finalización del ultimo caso que he podido asumir, pude ver con poca claridad la ausencia del foco con la que estaba asumiendo ese contrato.

Para ese momento no sabia como poner mis emociones y mis acciones juntas, no sabia como estar armado, pero tenia claro que era mi labor estarlo. Así como lo hice durante las horas presentes.

Sin permitirme el tramar una sola lagrima antes, me puse en el trabajo sincero de mostrarle a ella, el nuevo amor de mi vida, que la quería tanto como para aceptar que su presencia corporal no iba ser tan fuerte, como para permitir que lo había sentido se disolviera. Pero lo hice.

Así fue como llegue a su encuentro. Mi corazón palpitaba intermitentemente, no se apaciguaba con la realidad, pero tampoco se aceleraba con la imagen de su presencia. Fue extraño, fue confuso y poco claro. Quise besarla y lo hice, no recibí el monto energético que esperaba encontrar, no fue feo tampoco; tan solo fue. Ya una vez envarados en el vehículo que nos llevaría al ultimo destino juntos, comprendí que su pensamiento estaba en un lugar muy lejano a aquel se encontraba el mío.

Como lo tenia planeado, le vendé sus maravillosos ojos después de preguntarle nuevamente si confiaba en mi. Ella accedió y no puso mayor resistencia, no era para menos, ya se había dado cuenta que mi presencia no representaría un riesgo; de lo que no se había dado cuenta era que su ausencia para mi representaría un dolor visceral.

Ah, malevolo momento en el que nos despertó mi dolor, esa maldita ausencia de su contacto y de su voz retumbo tan fuertemente que causo una fractura en nuestra relación. Ya era demasiado tarde para echar atrás y tratar de decir y pedir lo que no se dijo y lo que no se hizo, era poco efectivo que el cariño mutuo fuera más fuerte que la zozobra de la distancia que se aproximaba inclemente, y, con la prisa que mataba a los emisarios de la esperanza.

Ella se despertó, me miró y me pregunto que esperan de ella, no supe que decir. Yo tan solo quería que me abrazara y me dijera que no me queda perder. Eso no pasó, me reclamó por la falta de comprensión que tenia con ella, me dijo que si no me había dado cuenta que la había estando llorando entre las paredes. Que triste fue ver que había llorado mucho por la ausencia de los tres y no tanto por la mía.

Lamento mucho haberme comportado tan irracional como lo hice, me arrepiento que muestras ultimas horas estuviesen marcadas por tanta acidez y por tan poca dulzura. Retumban en mi esas palabras que medio cuando en el portal de su morada me expreso: "te desconozco". Me hubiese gustado mucho que fueran palabras de cariño y amor, palabras que hubiesen estado acompañadas de lagrimas significantes. No fue así. Ella me mostró muchas lagrimas desencadenadas por la perdida de aquellos ajenos a mi, que fueron importantes en su transito por estas gloriosas y sufridas tierras, pero nunca lo hizo; nunca me mostró el dolor que le ha podio representar mi perdida. Eso no me ha dejado de doler.

Puede que la distorsión en la visión no fuese producto de ver con poca claridad gracias a no tener los lentes que me habían permitido contemplar la realidad de las circunstancias que atraviesan mi vida.
Así fue la historia, eso fue lo que pasó, esa hermosa y fatídica noche en la que perdí ese maravilloso nuevo y fugaz amor de mi vida.Esa fue la noche y el amanecer que todo terminó con ella. (Finguerling. 2018)



viernes, 7 de septiembre de 2018

Cristiana lejana y cercana crucifijo lunar






Dentro de la ridícula expresión errática del sentimiento vanagloriado de la humanidad se presentó esa nota sagrada que hace vibrar los nervios del Dios mas concreto y rígido que alguna vez pudo existir.

En ese infimo momento mortal que con todo lo siguiente se transformo en un recuerdo calcinante que acaba con aaa ápice del sentimiento terrenal, partio ella hacia su tierra laberíntica y errática.

Aquel deidad se vio preso del dolor, no pudo aportar la perdida que le implicaba la ausencia de esa gaviota que lo había tocado por un corto lapso de su inmortal vida sentimental. Él trato recomponerse, buscó resarcir su existencia y retomar las practicas saludables que lo llevaron a poder acariciar con amabilidad y sin rencor, las botas de los titanes que han sustentado la comprensión de la magnifica luz que promueve el conocimiento de la especie dominante de este planeta.

se despojo de su calidad de deidad, lo hizo con la humilde intención de conocer como viven los mortales.En ese momento pensó: -dichosos los mortales, porque pueden morir en su dolor o en su gloria, pero pueden morir. - Ese pensamiento que no le daría mayor respuesta le sirvió de bastión para seguir avanzando en su cruzada interna, le permitió comprender la tan simple enseñanza de la temporalidad.

Tumbado en el desierto de sus pensamientos y de la ausencia de sus sentimientos logró recapacitar, recolectarse con lo que tenia que hacer. Se levantó y logró ponerse mediante de pie.

Ese deidad se encontraba lacerado, lastimado y sin la fuerza majestuosa que antes le permitía luchar contra viento y marea. Se dio cuenta que estaba solo, y solo tendría que completar su misión.

En ese punto se preguntó: -¿cual es mi misión?- Con las primeras lagrimas, desde hace muchas censuras, en sus ojos, se vio desvalido, se sintió ausente de sus poderes. Eso lo hizo y lo hará marcar en su piel emocional, atreverse a retratar el recuerdo de aquella flor extranjera que le procuro la idea de sentirse mortal.

Siguió caminando, soñando o tal vez alucinando. Se dejó morir en ese intento de recuperar a esa sensación casi sublime que le propicio la compañía de esa gacela pasajera. en ese momento se pregunto el porque de la fuerza que le implicó la llegada de ella. La respuesta no se demoro en llegar, era simple, sencilla y tranquilamente amorosa. Le permitió sentirse nuevamente libre y comprendido; le implicó el permitirse confesarte, desudarse ante la corte de los supremos, le dio la potestad de mostrarse vulnerable. Sobre todo le permito mostrar lo mejor de su ser.

En eso, en el caminar incansable, se dio cuenta que su corazón se encontraba preso; estaba condenado por las cadenas de su decisión. Estaban tanto él como su corazón encerrado en la melancolía de su búsqueda.

Fue allí, en ese mismo instante que se permitió mirar para arriba. Que tan agradable sorpresa la que se llevó cuando vio ese astro que elpiticamente circundaba la tierra por la que estaba transitando.

Se tumbo nuevamente en las arenas sutiles y cómodas que yacían bajo sus pies, se dejo caer y pensar que se hizo persa del abuso de la novedad, y menos mal. Esto lo llevo a comprender que  esa creyente del cristo llegó a su vida para mostrarle que la vida no es una suma de momentos, sino más bien, es el poder comprender como el dolor que se siente es la esencia necesaria con la que se alcanza a la luna.

Ese deidad no volvera a ser aquel Dios, no recuperará sus facultades limpias de la corrupción emocional que gestó a la humanidad. Será parte de ella, Lo hará con orgullo y con dolor, porque seguirá tendiendo esperanza, amor y también un roto corazón; porque confiará en la confección de aquellos que fisgaran sacar lo mejor de él.

Y en eso, tratando de hacer una confección ante sus patriarcales dioces hizo una confección errática: -yo voy a hacer lo mejor que pueda para alcanzar a esa representación humana y lejana del amor lunar que pude sentir con esa emisaria Cristiana que estuvo tan cerca de mi como lo está tan lejos de la luna.- (Finguerling 2018)

jueves, 5 de julio de 2018

Del Dolor de Patria, de de Contine y De Mundo



Me encontraba celebrando en un honomastico mas de la mujer que me permitió estar entre todos ustedes, cuando de repente me ataco el simple acto de comunicarme nuevamente con mis colegas de afecto y profesión. Joder!, que sorpresa tan grande la que me lleve al escucharlos acongojados, nostálgicos y angustiados por las vicisitudes que les ha propiciado la fortuita vida. En sus voces pude notar la desesperación que llega con la impotencia del saber que no hay mucho que con sus actos puedan lograr para cambiar el destino de sus allegados.

Los escuche mientras me dispuse a ingerir las medicinas que sin receta me han llevado a la posibilidad de interpretar al mundo de la manera escueta pero acertada que se ha vuelto mi herramienta fundamental de vida. Todos tres estaban confundidos, erráticos, molestos y dolidos. Sus palabras reflejaban la flaca de integridad que yacía en sus seres. Cada uno de ellos se debatía entre la necesidad de continuar con su vida y la desazón que sus dolores le implicaba. Joder! que momento tan difícil el que estaban pasando.

Con mis palabras tan solo buscaba reconfortar sus dolientes almas y mostrarles que mi impotencia era tan grande como las ellas mismas, pero todo esto mientras les manifestaba el deseo de poder apoyarlos con lo que en mi habita; esa virtud heroica que me complementa al mismo tiempo que me limita.

Una vez terminada cada una de esas erráticas comunicaciones, no tuve un mejor destino que el de encontrarme con una nueva tragedia. joder! Una más global y masiva; una desafortunada realidad que ha acompañado a la humanidad y que por la forma en la que he destinado mi vida no me había permitido contemplar.

Me quedé con el dolor, el desgarro gutural que enmarca la intención continua de tratar de toser para erradicar a un malestar que no quiere, y que no saldrá fácilmente de nuestro ser.

En ese mismo instante, una palabra que hacia tiempo había conocido llegó a mi; y lo hizo por medio de un comunicado claro, preciso y conciso. Se me volvió a presentar el tan adecuado termino de la "aporofobia".

La lluvia no se hizo esperar, tal vez sea esa causal coincidencia que me lleva a retratar lo que en mi vida ha sido significativo.

¿Pero qué es la aporofobia?  Es la forma de nombrar un acto humano desastroso. Es la manera en la que los demonios del temor a lo diferente se han hecho manifiesto en la actualidad. Es la cruel estrategia con la que la angustia se ha mostrado para tratar de acabar con el miedo que representa el riesgo de perder lo que se posee.

Esa tan importante palabra viene de dos términos griegos. "άπορος", el primero que significa pobre, indigente o desvalido. Y el segundo, "φοβία" que significa fobia; en otras palabras un temor intenso e irracional frente a algo.

La aporofobia llego nuevamente a mi, de forma paradójica, para resonar con esa maravillosa intención que me llevo a buscar la justicia y el bienestar que quienes tocan a mi puerta emocional y laboral. Me puso a pensar en la situación de cada uno de los seres humanos que existimos en este tan maravilloso terreno que llamamos planeta. Y lo hizo con una muy sencilla pregunta. ¿Qué es ser pobre, indigente o desvalido?

Puede que eso sea una muy sutil condición humana. Mis colegas, así como yo, somos pobres, ingentes y desvalidos de muchas condiciones. A lo mejor, si se ponen a pensar, todo lo somos. Ellos lo son por las condiciones que enmarcan el presente de sus vidas. Son pobres de los recursos necesarios para cambiar su presente, yo lo soy para hacer lo mismo con la mía aunque lo siga intentando. Son indigentes de la tierra que tenían antes de enfrentarse al destierro que el destino les propuso, como lo soy yo ante la culminación de mi ultimo contrato. Y están desvalidos de la posibilidad de hacer algo diferente a seguir viviendo porque saben que aunque tenga toda la energía para que sus dolores desaparezcan, no lo van a lograr; así como yo estoy desvalido de la posibilidad de retomar el contrato que me visto en la necesidad de dejar partir.

Si seguimos en este camino de ideas podríamos decir que los problemas se solucionarían con un poco más de recursos, pero eso es tan solo la mirada superflua de la vida. Hoy no existen y, no van a existir los recursos necesarios para alejar a la muerte, como tampoco lo van a existir para deshacer el pasado, o para recobrar el amor perdido. Fisicamente hablando, nadie se podrá volver a bañar en el mismo río de la vida, pues ese río no es ahora, como siempre no lo será; porque tan solo será diferente.

Es nuestra labor, la de todos los presentes, no dejarnos atrapar de la angustia, no permitirnos el fácil proceso de desechar lo que es distinto a nosotros. Allí está la mejor forma de preservar nuestra inconclusa humanidad. Está en aceptar que todos y cada uno de nosotros somos tan capaces y tan fugaces, pero sobre todo, que ninguno de nosotros somos una sola parte de la masa destructiva y ya extinta; esa masa que se atreve de nombrar como la raza dominante de este tan sublime pedazo de universo que se llama Tierra.

MIs colegas, y yo, nos encargaremos de lo propio; seremos tan íntegros y tan éticos en mostrarle al mundo mientras nos permitan nuestros seres finitos, que la humanidad que se permita tocarnos, es fundamental. Nos permitiremos el heterogéneo arte de mostrarle lo importante que es el luchar por la esencia de la maravillosa y tan corrupta humanidad. (Finguerling, 2018)

lunes, 18 de junio de 2018

Homenaje a la represente del continente de antaño


Hace mucho tiempo que no me permitía retomar esta buena costumbre de retratar los casos que a mi despacho han llegado. Había dejado de lado esta parte de mi porque me había centrado en el quehacer cotidiano y me tenia atrapar por la magia del placer terrenal. Pero ahora con el despertar de mis emociones de forma potente y masiva, pude recordar mi deber con mi intimidad y mi sociedad. Es por esto que gracias a la oportunidad de poder volver a trabajar en el sentir genuino y real,  me ha llegado la vitalidad necesaria para volver a retratar.

Era una mañana del segundo mes del presente año, una mañana que prometía ser como las muchas otras en el lugar de trabajo al que me vi obligado a tomar por las exigencias económicas de mi vida, una mañana que no he de olvidar; esa mañana en la que la energía que yacía en mi se volvería a reactivar.

No eran más de las diez de la mañana cuando se apareció sin esperarlo ni buscarlo una particular mujer, una mujer que había llegado para aprender de forma artesanal el ejercicio del quehacer de aquellos que son como yo. Esa joven mujer deslumbrada por la novedad se curso con mi camino y como buen anfitrión, la salude sin titubear. 

Para el momento del saludo con esta fortuita y gloriosa mujer,  me encontraba debatiéndome en una labor que llevaba mas de ocho meses tratando de resolver, una de las pocas labores que no pude llevar a un feliz termino y por eso mismo, por el esfuerzo intelectual y emocional que me implicaba, no presté mucha atención a la fuerza de su aparición. Le di la bienvenida tradicional con la misma cordialidad y con el mismo trato aséptico que he tenido con aquellas personas que he aprendido a aceptar, sobre todo cuando estas se presentan para aprender de lo que me he vuelto experto en desarrollar.

Pasaron un par de semanas en las que la veía transitar entre mis colegas sin mayor novedad. No me percataba de su presencia ni de su ausencia, ella estaba tan fantasmagórica para mi, de la misma manera que yo no me percataba que yo era sutilmente presente para ella. Pero llegó un evento al que tenia destinado ir con mis colegas sinceras de afecto, un evento que cambió por completo el rumbo de nuestra historia.

A aquel evento, me vi en la necesidad de asistir solo, mis colegas se encargaron de sus asuntos y me dejaron abandonado, afortunadamente. Estaba allí un poco extasiado por la posibilidad de sentirme parte de un gremio que no compartía ni mi lengua ni mis pasiones.  Ya cansado de no poder compartir mis experiencias o mis comentarios espontáneos tomé la decisión de contactarme con la responsable del contrato actual, me dispuse a salir y seguir trabajando en lo que ya me había comprometido, pero después de preparar mi salida sin mucho escándalo, entre la multitud que intempestivamente se había unido apareció ella.  Nos miramos a la distancia, pude ver sus ojos y el movimiento vital de sus pobladas dejas mientras que su esbelta mano se alzaba para saludarme. Yo la salude de regreso con el mismo gesto. Los dos nos fuimos acercando esquivando los cuerpos calurosos de los asistentes y una vez que estuvimos frente a frente nuestras mejillas se junaron como muestra del saludo habitual entre dos adultos que se acababan de encontrar. 

Tan solo fueron necesarias un par de copas para que la conversación nos hipnotizara y nos atrapara en un limbo armónico que se alimentaba de nuestras expresiones y nuestras espontaneas risas. No tuve claro en ese momento que era lo que a Ella le parecía tan agradable de mi compañía, no sabia bien si eran las opiniones sutiles que con el mayor respeto hacia frente a las historias que me contaba de su vida, si era la facilidad de comunicarnos en un idioma que no representara un esfuerzo para cada uno de nosotros, o si eran las propuestas ingenuas que le hacia; propuestas con las que le presentaba la invitación de contar con mi experiencia y así acompañarla en lo que estaba viviendo actualmente en su realidad. 

Unas horas más tarde, embriagado con su hipnotizaste risa y con su aroma, me sorprendí vi preso, atrapado y plácidamente acorralado por su presencia. Eso llevó a que me fijara inevitablemente en las cautivadoras promociones de su cuerpo, a calcular la frecuencia con la que fugazmente me tocaba para hacer énfasis en alguna situación de sus historias. Mi corazón comenzó a latir con mucha fuerza y a un ritmo que distraía mi mente y me alejaba un poco de la ilación de sus historias. Quería acercarme más a ella, proponerle establecer un contrato y con este re editar sus dolores y alegrías; pero nos vimos en la urinaria obligación de hacer una pausa, de separarnos y de ir a atender las necesidades fisiológicas naturales de dos cuerpos que habían pasado unas cuantas horas mojando la palabra con el amarillento liquido fermentado del lúpulo y la cebada. 

En esa pausa además de hacer lo correspondiente, me puse nuevamente en contacto con la encargada del contrato en curso, le dije que no iba a ser posible que nos encontráramos esa noche, y por ende que tendríamos que retomar la labor algunos días después. No me sentí del todo bien con esa decisión, pero había algo dentro de mi que sabia que si me retiraba del sitio en el que me encontraba, no iba a hacer otra cosa que pensar en las posibilidades de la continuación de esa fantástica conversación, y de las exitosas formas con las que podría terminar aquella noche irracional. 

Así pues, la noche continuó, la busque nuevamente entre la multitud que ya se encontraba fraguada por la cantidad de productos alcohólicos que se habían destinado para ese evento. La encontré en compañía de un sujeto singular que mostraba desprevenidamente toda su intención y toda su necesidad de compañía y afecto; Ella me miró con asombro y con una expresión que yo interpreté como una señal de ayuda. Fui a su “rescate”, la tomé de su mano y con una frase galante de dije a aquel sujeto que había quedado con ella de bailar la siguiente canción. Ella sonrientemente aceptó el impulsivo gesto de salvación innecesaria y fue conmigo a bailar. En medio del baile improvisado me confirmo el error en el que había caído, me dijo que no era necesario que la salvara de nada pero que agradecía la imprudencia de mi actuar, terminó la canción y continuamos hablando. Así se nos agotó la noche, entre interrupciones y retomas, entre salvadas y recapturas, entre acercarnos y alejarnos. A portas de la madrugada, casi tan intempestivamente como lo fue ese primer rescate que surgió de mi ser, Ella salió despavorida del recinto adjudicando su huida triunfal a la saturación del afecto que ese sujeto desmedido le había expresado. Me dijo que no había sido mi culpa y que tampoco esperaba que la acompañara a su destino, acepté su explicación y su limite. Me quedé contemplando su recuerdo y unos minutos después también opté por dejar el lugar justo antes que el sol se asomara entre las montañas que rodean la ciudad en la que nos encontramos.  

Las noches y los días no se hicieron esperar, nos veíamos en el lugar de la labor y nos acompañábamos a disfrutar de la comida que se acostumbraba con la llegada de la tarde. Hice un contrato tácito con ella. Esa mujer rebosante de vida y de alegría no sabia que dentro de mi ya estaba claro lo que tenia que hacer y como quería llevar ese contrato que estaba en curso. El problema radicaba en que ya tenia otro contrato y no había encontrado la forma de terminarlo, no sabia si podría destinar mis esfuerzos a llevar dos casos al mismo tiempo, así como tampoco tenia nada claro como hacer para que la inversión energética y sensorial que era requerida para cada uno de estos, entrara en competencia. No podía dejar de pensar en ella, me era imposible concentrarme en el contrato previo pero sería injusto atribuirle esta imposibilidad a la aparición de aquella inocente mujer. Ya era una realidad que la encomienda que representaba el contrato anterior se estaba extinguiendo, lo había estado haciendo hacía unos largos meses y no me quedaba energía para seguir invirtiendo en esto. Así pues tomé la decisión de presentarme con ella y decirle que había establecido un contrato, de mostrarle que tenia toda la intención de estar allí para lo que le fuera agradable y útil. Con el corazón en la mano y en su lugar un papel que tenia como objetivo el de ser el contenedor del numero de contacto de ella, me acerqué y le pedí esa identificación numérica propia a cada línea telefónica. Sin titubear pero tampoco sin hacer uso de aquel papelito, me dio su numero de teléfono y anotó en la agenda del mío.

Con el dato esencial de su contacto telefónico, después de un par de conversaciones aceleradas llegue a su morada, le pedí que bajara para sellar el contrato con la tinta de nuestros labios. Lo hizo, bajó, y no sin antes confirmar la fidelidad de mis palabras, se acercó a mi para manifestar su intención de iniciar el contrato mientras que yo hacia lo propio para expresarle mi interés en el mismo. No mucho tiempo después salió a conocer un país cercano, dejando en mi mente la tonalidad armónica de su asentó y la alegría de su juvenil rostro para que alimentara mi corazón y pudiera soportar el tiempo de su ausencia. Utilicé este tiempo en el que se encontraba distante para dar por terminado el contrato anterior, y así sin más demora, centrarme en el que con ella quería tener. 

Con la caída del sol del segundo día después del retorno de aquella mujer a la ciudad, y detrás de una de esas ventanas cubiertas por las cortinas del edifico donde vivía, nos dimos la posibilidad de manifestar la muestra emocional con la complacencia formal.  Allí, me encontraba cuidando de ella, curándole las heridas que le dejaron los invasores minúsculos que trató de evitar en esa travesía andina de la que no hacia mucho acaba de retornar. Fue allí, en aquel momento, cuando ratificamos ese contrato mutuo con un acto sincrónico de suspiros y palabras que sin decirlas ni firmarlas, nos permitió trenzar los hilos con los que nuestras voluntades se habrían de entregar.

Luego, llegó el momento de re-conocer como era el alma de aquella extaciante mujer, partiendo a un viaje intimo que prometía estar lleno de sensibles historias y relatos. Aquel día, con el corazón en la boca, acongojado por la virosis que me había atrapado, llegué al punto de encuentro que habíamos acordado con ella. Se subió a mi coche, y partimos a un destino mágico y desértico que nos permitió soñar, vivir e improvisar. Fue una aventura que por la riqueza de sus escenarios y emociones seguramente tendrá una sola historia que retrataré luego. 

Así también lo haré para la desventura de la ultima noche en la que pude acompañar la vida de aquella exótica flor que emitía una maravillosa energía color burdeo. 

Sin pensarlo ni buscarlo, la historia de este caso, me llevó a escribir casi a mis treinta y dos, como si lo sintiera con los mismos veintitrés que llevo en mi interior; mismos que también posee esa gloriosa medio germánica y medio ibérica mujer.

De la fuerza interna, de esa carga energética que me ha dejado la presencia de ella en mi vida, es que e invertido los Joules de energía emocional que me implican este reporte. No se cuanto tiempo más me ha de quedar la misma energía, no tengo claro la medida temporal con la que seguiré alimentándome de esta hermosa luz noble y espontánea que ha quedado en mi, energía que me he apropiado de la que posee ella. Lo que si se, es que su presencia en mi vida no ha pasado en vano, no lo ha hecho por una muy sencilla razón, me hizo volver a creer en la posibilidad de encontrar ese contrato constante y espontaneo que dejé adormilar por el dolor del pasado.

Ella me mostró la belleza que en la naturalidad del contacto, se puede transformar en vitalidad y en el amar. Lo hizo desde el principio y lo mantuvo con la corta frase que sin saberlo voy a guardar en lo mas profundo de mi ser, y que posiblemente va a estar marcada en mi piel con un símbolo que ha de representar eso que en su tierna voz me manifestó; esa armazón de palabras que pronunció con ilusión y sincera subjetividad: "yo lo quiero todo contigo". (Finguerling. 2018)

sábado, 9 de junio de 2018

El mercurio de la Faraona





Estaba nuevamente acompañado del consejero de las pasiones, recordando la ganancia de mis últimos descubrimientos, sentado allí en mi despacho, abrasado por el calor del extaciante aroma de la ultima mujer que se sentó en frente de mi con la intensión de venderme sus falsas promesas de movilidad y éxito.

En ese momento, solo pero acompañado de mi memoria me sorprende viendo como el tiempo pasaba mientras que uno de mis colegas tácitos se vanagloriaba de su posible progreso. Allí me llegó un vago recuerdo, una etérea sensación de lo que pudo haber pasado.

Alguna vez pude soñar el estar sentado pensando junto a esa faraona que dejo caer sus deceso por la fuerza de sus laberínticos malestares, aquella victoria sobre nuestra tierra fértil que hizo marchitar, por la prontitud de nuestro encuentro, toda la felicidad de construir los cimientos de una descendencia mas clara y menos confusa que aquella que lo esta siendo la muestra, esa felicidad de las crías que he podido contemplar al pasar los parques que se encuentran en mi ciudad y con la que me he de alegrar.

En ese preciso instante pude reconocer que mi vida ha estado llena de victorias, no las victorias que usted se pude imaginar, las victorias que un enfermo de un cáncer terminal nunca se imaginaria lograr. Es decir, del logro del recuperarse de algo que parecía interminable. Esas victorias que no se resaltan como lo hacen cuando con las medallas olímpicas conmemoran a un atleta. Las victorias móviles de un corazón fracturado que por primera vez, logra ver como su esencia se empieza a recuperar. Esa victoria que se muestra como un avance, pero que en realidad es tan solo el sabor amargo de ese medicamento que se toma para no sucumbir ante el agotamiento de la ausencia de lo que alguna vez fue el místico consejo dormido del amor.

Desafortunadamente allí se gestaba el engaño. Esa sensación de futuro que es producto de la ausencia de aquella faraona que en su sarcófago móvil y poco rígido se encuentra. Aquella sensación me generó in mareo inusual, me confundió, me trunco y me despedazó; eso ocasión que la idea de recuperar los afectos que algún vez pude sentir por ella, fuera posible.

Mentira, engaño, fantasía y un poco de cinismo. Eso fue lo que puede articular al re pensar y al amarrar mi rencor con las costras que se han generado por dejar de  sentir. Pero cómo? como pude dejar de sentir? Esa pregunta es muy sencilla de responder, se responde con tan facilidad como lo hace un infante al responder como una flor toca su emoción.

Porque si, porque si es posible vivir después de la muerte, deceso  ocasionado por el veneno que no se puede extinguir, y que por lo mismo se ha marcado en el órgano palpitante que todo mamífero puede tener. Y allí esta ese mismo veneno placentero que me tiene relatando las historias tatuadas en el pasado. Aquí es donde se encuentra el sinsabor del desamor llevado por la inmediatez y la ausencia de pericia en las relaciones interpersonales. Aquí y allá, en ese momento atemporal que dice y no dice. Ahora y antes, en ese y este tiempo que todo lo puede y nada logra. Por eso pude ver como me encontraba engañado por el paso cronométrico de los minutos, segundos, horas, días y años.

Fue ese veneno el que hizo del pasado un ser engañoso y ausente, un ser que la ver la victoria que se esta percibiendo por medio de la realidad de mi compañero, se sienta como si fuera mas valiente que lo fui yo.

Que bueno es saber, conocer y atesorar ese recuerdo de aquella hechicera que al convertirse en faraona y luego desertora, ha dejado en mi. Ese recuero  tan vivido como lo fue su presencia, esa representación interna de la vida y la luz, esa maravillosa parte de mi historia.

Aquella parte que al buscar encadenar y sumir debajo de centenas de litros de mercurio, con los que pensé que todo eso se encontraba clausurado debajo de esas lapidas tapadas por las decisiones de sus errores, se había desenterrado para mostrarme que el sentir no se podía evitar sólo anestesiar. Esos mismos líquidos pusieron fin a la continuidad juntos, lo hicieron ese mes quinto del año de la treceava vuelta al sol después del segundo milenio del calendario solar después de la época del sacrifico del ser emblemático de occidente. Paradójicamente eso también  me dejo continuar con la vida cotidiana.

Al verme vagando en mis pensamiento identifiqué el engaño que recibí, entendí que no era nada más que ese pequeño suspiro que me decía “sigue”. Era tan solo la forma de hacer de mi presente, un oasis simple y atractivo. Pero mi deseo insaciable despertó al ver que mi actual ser no era ni menos complejo, ni más atractivo; por consiguiente, este enredo, así como la poción que de sus fluidos mi cuerpo absorbió, se mantiene presente. (Finguerling, 2017)